ECOS DEL EVANGELIO

Encontrarse en el otro

Photo André Myre

Par André Myre

ECOS DEL EVANGELIO

14 abril 2020

[Lucas 15,8] Una mujer, que tiene mil dólares y pierde cien, ¿no encenderá una lámpara, barrerá la casa y buscará cuidadosamente hasta que los encuentre?

 

En los Evangelios hay muchas parábolas como ésta, donde se habla de huérfanos, abandonados, sin familia, pero sin dar un contexto. Su interpretación es siempre cuestionable.

Es necesario, aquí, poner esta pequeña parábola en relación con la de la oveja perdida. La imagen muestra a una mujer rica, que posee el dinero que gana un trabajador en diez días. Aunque no es catastrófico para ella perder una décima parte, hará cualquier cosa para encontrarlo.

 

Fuera de los marcos

 

Reconocemos en esta parábola el eco de la voz de Jesús, quien estaba a menudo a la defensiva. Se le acusaba de haber ido más allá del marco de su familia, y de la educación popular que había recibido, para frecuentar la parte menos recomendable de la sociedad. Al haber vivido el privilegio del encuentro con Dios, Jesús sacude los fundamentos del comportamiento del ser humano en sociedad.

En este ejemplo, él se defiende lo mejor que puede, utilizando un argumento ad hominem. Para que sea aceptada la noción de que todos los humanos, incluidos los que se han extraviado en el camino de la vida, son parte del tesoro de Dios – que hace todo lo posible para no perder ninguno-, Jesús da el ejemplo de personas ricas, para representar a quienes lo acusan: el dueño de unrebaño, la mujer que tiene dinero. Nadie quiere perder lo que tienen, todos se desviven por encontrar lo que han perdido. Esto debería ser especialmente cierto cuando se trata de seres humanos.

 

Dar una dirección

 

El significado principal que la parábola quiere ilustrar, es que tienes que dejar que los humanos ”perdidos” te ”molesten”. Ya sea el inmigrante que busca una nueva vida, el enésimo indigente que te pide dinero, el adolescente angustiado, el alcohólico que niega a reconocerse como tal, o la empleada que pierde su trabajo para que el patrón se pague un bono. El otro es mi prójimo, es parte de mi familia, soy responsable de él, no puedo dejar que se pierda. Esta parábola puede incomodar y es típica del Evangelio.

La vida siguiendo a Jesús es un camino interminable. El camino de la vida no tiene fin. Y, sobre la ruta del evangelio, nadie está seguro de haber ido demasiado rápido ni lo suficientemente lejos. A tu alrededor, siempre hay alguien perdido, y otro, y otro … Es imposible traducir el Evangelio como una norma a la que sería suficiente obedecer para que pudiéramos afirmar que somos partidarios de Jesús. El Evangelio no dice lo que se necesita para hacer lo correcto, solamente indica hacia qué dirección caminar para convertirse en un ser humano digno de ese nombre.

Me encuentro, dice la Palabra, al no dejar de buscar al que perdí.

ACERCA DE ANDRÉ MYRE

André es un reconocido biblista, autor de numerosos libros, profesor jubilado de la Universidad de Montreal y especialista de los Evangelios, particularmente el de Marcos. Durante varios años, ha dirigido numerosos talleres bíblicos.

 

Texto traducido al español por Sandra Ortega, en el marco del programa Forjando Líderes Comunitarios, de la Fundación CEILI, A.C. #SoyLíderFunCeili

 

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