Los residentes del Hogar San Pedro se preparan para la misa
Desde hace 44 años, el Hogar San Pedro es un oasis de paz y esperanza para los enfermos y abandonados que viven en la pobreza y la soledad en Perú. Aquí encuentran una cama limpia, buena comida, medicinas y personas comprometidas con su bienestar.
En entrevista con el Hermano Jean-Paul Canturini, M.S.A., ecónomo de la delegación de los Misioneros de los Santos Apóstoles del Perú y director del Hogar San Pedro, y la Sra. Beatriz Castro, asistente del ecónomo y miembro de la junta directiva del Hogar, hablamos de las dificultades y desafíos que enfrenta el equipo que trabaja incansablemente para asegurar la continuidad de esta obra de caridad.
El centro acoge actualmente a 29 personas, entre ellas 9 niños. Todos ellos han tenido una vida difícil que nos hacen darnos cuenta de lo valiosas que son la salud y el amor. En el Hogar San Pedro hay personas que han sido abandonadas por su complicado estado de salud, como Danielita, quien tiene 23 años y padece parálisis cerebral y epilepsia. Llegó al Hogar de San Pedro cuando tenía tres meses. Sus padres la llevaron allí porque se sentían incapaces de cuidar adecuadamente a su hija, gravemente discapacitada. Nunca volvieron.
La condición médica de Danielita no es fácil. Tiene una sonda de alimentación gástrica desde 2013, pero antes se alimentaba a través de una sonda nasogástrica, cuyo uso prolongado le provocaba dolor de garganta e infecciones pulmonares. Esta sonda es segura y ha mejorado considerablemente su calidad de vida. Además, toma medicamentos para controlar los ataques epilépticos y evitar que se le formen escaras en el cuerpo, ya que está postrada en cama debido a su discapacidad motriz.
A lo largo de los años, el personal, los voluntarios y otros niños del Hogar San Pedro se han convertido en sus padres, hermanos y hermanas. Sin la ayuda del Hogar San Pedro y sus donadores, esta niña no habría podido vivir tanto tiempo.
Incremento del voluntariado local
Desde el final de la pandemia de coronavirus, las tarifas aéreas no han dejado de subir, lo que ha provocado una disminución en el número de extranjeros que realizan voluntariado de dos meses a un año. “Sin embargo, Dios no nos ha abandonado, y el voluntariado local está en auge, sobre todo entre los jóvenes estudiantes de secundaria, colegio y universidad”, comparte el Hermano Jean-Paul.
Los Misioneros de los Santos Apóstoles (M.S.A.) empezaron a enviar grupos de estudiantes del Colegio Winnetka para organizar jornadas de voluntariado en las que realizaban tareas de mantenimiento y limpieza u organizaban actividades, como bingo y música, para alegrar la vida cotidiana de los residentes. “Como toda buena acción inspira otra, estudiantes de otras instituciones se han puesto en contacto con nosotros para organizar colectas de alimentos y ropa entre sus familias y amigos para ayudarnos”, añade Jean-Paul.
Por otro lado, estudiantes en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle, ubicada en la cercana ciudad de Chosica, particularmente aquellos que desean especializarse en niños con problemas de aprendizaje, vienen al Hogar San Pedro a realizar prácticas con niños de la pediatría.
Los jóvenes organizan una actividad lúdica en el Hogar.
Cierre temporal y búsqueda de soluciones
Hemos sabido que la panadería-cafetería, que abrió sus puertas a inicios del 2022, ha cerrado temporalmente desde el pasado mes de junio. Fue creada para convertirse en una fuente de autofinanciación estable y a largo plazo para garantizar la continuidad de las actividades del Hogar San Pedro. Desgraciadamente, han surgido nuevas panaderías en la zona y el negocio registró pérdidas. Además, “el costo de las materias primas utilizadas para hacer pan se ha disparado debido a la inflación, pero no podíamos subir el precio de nuestros productos”, explica Beatriz. Perú registra una inflación media del 8% desde el final de la pandemia de coronavirus.
Por su parte, el Hermano Jean-Paul añade que la comunidad misionera está analizando alternativas para continuar con el proyecto. “Hay varios escenarios posibles. Por ejemplo, estamos estudiando la posibilidad de trasladar la panadería- cafetería a los locales del Colegio Winnetka, situado en una zona residencial que necesitaría una panadería cerca.
Estimados benefactores, sus donativos permiten a la Fundación Padre Ménard seguir apoyando la misión del Hogar San Pedro. De este modo, se ofrece a los enfermos, abandonados y pobres de Perú orientación espiritual y atención médica básica para estancias de corta y larga duración. En nombre del personal y de los residentes de esta institución benéfica, quiero agradecerles su ayuda y desearles una muy Feliz Navidad y un maravilloso Año Nuevo en 2024.
ACERCA DE MIRIAM CASTRO
Apasionada de los viajes y la cultura, Miriam decide establecerse en Quebec y finaliza una Maestría en Comunicación por la UQAM, mientras dirige la Fundación Père-Ménard. Cuando no está corriendo para hacer su meditación en movimiento, Miriam gusta de leer un buen libro, mirar series o compartir una buena comida con las personas que ama.
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