Foto cortesía de Alas de esperanza

El domingo 13 de agosto llegamos a Ccachubamba, en el distrito de Vischongo, para participar en las fiestas de la llegada del agua y celebrar el esfuerzo de los campesinos del pueblo. Ese día fue inaugurado el nuevo sistema de agua potable.

Me acompañan María-Christina González Rómulo, doctora del Hospital Carleton de Ottawa, y dos Hermanas Dominicas de la Trinidad: Sor Zoselie, priora general, y Sor Dora, doctora y monja mexicana. La hermana Dora trabaja en Ricardo Palma junto con los Misioneros de los Santos Apóstoles. Nos reciben el presidente del comité del agua, Gilbert, y su esposa Yeli. Gilbert ha sido un excelente líder en su comunidad para sacar adelante este proyecto.

El nuevo sistema de abastecimiento de agua funciona por gravedad a partir de dos manantiales captados en las montañas. Los dos reservorios son la parte más visible del sistema: distribuyen el agua a las dos secciones del pueblo. La red de agua, con más de 10 km de tuberías, lleva el agua a los lavabos de hormigón construidos en cada casa, para alegría de las madres. Para ellas, lo que parecía imposible se ha hecho realidad. A veces, incluso piensan que están soñando.

Tras una visita a las instalaciones, los discursos y el develamiento de la placa conmemorativa, compartimos una comida típica de la zona con toda la comunidad. Por supuesto, la música y el baile completan los festejos, y todos estamos invitados a bailar el huaino[1].

Estos agricultores se sienten muy orgullosos de haber realizado este duro trabajo. Los miembros del comité del agua y los dos operarios elegidos están dispuestos a asumir el mantenimiento del sistema de agua según el programa elaborado con ellos.

Al marcharse, el presidente del comité obsequia a cada visitante una artesanía local.

El reservorio en construcción

Los proyectos continúan

Unos días más tarde, viajamos a Sunilla, en el distrito de Vinchos, para ver cómo avanzaban las obras. Se trata de otro proyecto en el que la Fundación Père-Ménard realiza una importante contribución.

Sunilla es otro caso de promesa incumplida por el gobierno peruano. En 1993, cuando se construyó la presa para crear una gran reserva de agua para la ciudad de Huamanga, el gobierno del presidente Fujimori prometió proporcionar acceso al agua potable a las comunidades afectadas por la presa. Treinta años después, la comunidad de Sunilla sigue sin agua potable y sufriendo, ¡a pesar de que el canal que lleva agua potable a Huamanga pasa justo en medio del pueblo!

El pasado mes de mayo, aprovechando el periodo posterior a la cosecha, los agricultores trabajaron con gran entusiasmo para cavar las zanjas a través de sus campos. Como las tuberías ya están enterradas, la finalización del proyecto no afectará a la próxima temporada de siembra, en octubre. Siempre es muy frustrante ver la poca consideración que tiene el gobierno central peruano hacia estas comunidades rurales. Sin embargo, son estas comunidades agrícolas las que abastecen a todo el país.

Se necesitarían páginas y páginas para transcribir las expresiones de gratitud de estos humildes agricultores. Habiendo sido privados del acceso al agua potable, ¡estas personas creen que están soñando! Están muy orgullosos de su determinación y perseverancia para llevar a cabo su propio proyecto con su apoyo y el del equipo de Alas de Esperanza Perú. Se sienten valorados como personas. ¿No es ese el mejor resultado de estos proyectos?

Nota:

[1] Es un género musical propio de la región central andina. Su historia remonta al Perú colonial como una combinación de música folclórica rural tradicional y música popular bailable urbana. Las voces agudas se acompañan de una variedad de instrumentos, que incluyen quena, arpa, zampoña, acordeón, etc. (Wikipédia)

ACERCA DE ANDRÉ FRANCHE

André es un aventurero con una memoria prodigiosa. A los 21 años se marchó a Sudamérica para hacerse sacerdote, pero pronto descubrió que ése no era su camino. Durante muchos años se implicó en la obra del Padre Eusebio Ménard, llevando a cabo proyectos humanitarios y de formación espiritual. Desde el año 2000, este misionero-administrador está al frente de Les Ailes de l’Espérance, una organización que trabaja para garantizar el acceso al agua potable y devolver un poco de dignidad humana a los más pobres de Perú.

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.