Captura de pantalla de Alphacoders

Dirigida por Sergio Pablos et Carlos Martinéz Lopéz, Klaus ees una película de animación que narra los orígenes legendarios del hombre que hoy conocemos como “Santa Claus”.

Divertido, intrigante, conmovedor y visualmente sublime, este largometraje, aclamado por los Premios de Cine de la Academia Británica como la mejor película de animación del 2020, es la oportunidad perfecta para que pequeños y grandes se lancen a disfrutar de la calidez de las fiestas decembrinas.

La película comienza con el mimado, vago y egocéntrico Jesper Johansson, hijo del jefe de la Real Academia de Carteros, que se niega a seguir la formación de los futuros carteros de Noruega. Harto de su holgazán hijo, que no tiene más objetivo que disfrutar de los lujos familiares, el jefe de la Academia le obliga a ir en misión a Smeerensburg, un pequeño pueblo austero y solitario del Norte. La misión de Jesper es montar una oficina de correos que funcione, o enfrentarse a ser desheredado.

Al llegar a Smeerensburg, Jesper queda impresionado por la frialdad de la ciudad – en sentido literal y figurado – pero sobre todo por la malevolencia de sus habitantes. Tras una breve charla con Alva, la maestra de la escuela local que se convirtió en vendedora de pescado, Jesper se da cuenta de que Smeerensburg es el escenario de un odio ancestral: el pueblo es el hogar de las familias Ellingboe y Krum, que llevan siglos y siglos peleándose entre sí. ¿Cómo convencer a personas cuyo odio no tiene principio ni fin para que se escriban cartas?

Desesperado y deprimido, Jesper explora la ciudad y se encuentra con Klaus, un tipo solitario de barba blanca que posee un taller lleno de juguetes. Viendo una salida a su apuro, Jesper le ofrece un trato: “Si aceptas donar tus juguetes viejos, estaré encantado de entregarlos gratuitamente”. Por medio de chismes y rumores, Jesper pone en marcha un sistema postal en el que los niños del pueblo escriben una carta a Klaus y reciben a cambio un regalo durante la noche.

Y así la leyenda de Santa Claus se va construyendo poco a poco, animando a los niños de las dos familias a jugar juntos y a reconciliarse, pero también consiguiendo que sus padres dejen a un lado sus rencores. Incluso Jesper, que al principio sólo quería abandonar el pueblo tras cumplir su misión, se siente atraído por Smeerensburg, que, tras la repentina armonía de sus habitantes, se vuelve cada vez más cálido.

Dar sin pensar en recibir

Si la Navidad se rige ahora por el capitalismo y el consumo excesivo, la película Klaus ayuda a recuperar el sentido original de la fiesta. La Navidad es, de hecho, una época única del año en la que se hace hincapié en los actos caritativos, las reuniones familiares y con amigos y, sobre todo, las acciones honestas, generosas y puras. . Al principio de la historia, Jesper sólo entregaba los regalos a los niños con la ayuda de Klaus para tener éxito en su misión y salir de Smeerensburg lo antes posible, pero la alegría que este gesto provoca en la gente del pueblo acaba superando su egoísmo.

Una buena acción desinteresada siempre lleva a otra.

Para Jesper y Klaus, dar sin esperar nada se convierte en un regalo para los demás, pero también en un regalo para sí mismos; la felicidad que irradia de la ciudad es más que suficiente para ellos. El cartero también se da cuenta de que, gracias a la leyenda que está creando, se está produciendo un proceso de generosidad contagiosa. Los mismos habitantes del pueblo que antes sólo se hacían daño unos a otros también empiezan a hacer actos de bondad, ya sea recoger grosellas y llevárselas a otras familias, limpiar clarinetes o pintar la valla del vecino.

Así pues, el reparto de juguetes en esta película es sólo una realidad superficial que habla de un aspecto mucho más importante de la Navidad: la entrega de uno mismo, sin deseo de recibir nada a cambio. De hecho, durante una de sus salidas nocturnas con Klaus, Jesper le da cuenta con humor de las mejoras del pueblo, demostrando el enorme impacto que un acto desinteresado puede tener en la comunidad: “El panadero hace ahora un descuento a los Ellingboe, sin poner una cuchilla en la masa. Y créanme, ¡los incendios provocados han bajado un 70%! ¡Se lo aseguro! ¿Cuándo fue la última vez que vio arder una casa? ¡Pues ya está! En cambio, los mercadillos y las barbacoas están de moda, como si la gente se hubiera vuelto completamente loca.”

Desaprender el odio

Cuando los niños Ellingboe y Krum empiezan a jugar juntos con sus nuevos juguetes, intervienen los jefes de cada clan familiar, dejando claro que “los Krum y los Ellingboe no se mezclan”. La tradición, según los jefes, se apoya bien en “siglos de glorioso odio, transmitido de generación en generación”. Así, la antipatía entre las dos familias, en Klaus, es un proceso de aprendizaje, una transmisión que se repite ciegamente con cada nuevo nacimiento.

En Smeerensburg, los padres temen que sus hijos se mezclen con los del clan enemigo, por lo que no los envían a la escuela. Como resultado, las dos familias se odian frenéticamente sin saber realmente el por qué. Sobre todo, carecen de los conocimientos necesarios para reevaluar críticamente esta animadversión ancestral. Sin embargo, para poder escribir sus cartas a Klaus y recibir un regalo, los niños deben aprender a escribir. En Klaus, escribir tiene, por tanto, un significado simbólico. Al aprender a escribir y, más ampliamente, al volver a la escuela, los niños pueden adquirir habilidades comunicativas que transmiten a sus padres.

De este modo, la leyenda de Klaus invierte el sentido de la transmisión generacional: en lugar de enseñar a sus hijos a odiar sin motivo, son los hijos quienes enseñan a sus padres a entrar en contacto con los demás y a entablar un auténtico diálogo basado en la empatía, el respeto y la amabilidad. De este modo, los habitantes de la ciudad se transforman y dejan de basar sus relaciones en el odio y la exclusión para hacerlo en la armonía y la aceptación.

Si lo que busca es pasar un buen rato en una tarde, reírse con la familia o simplemente reconectar con los valores de la Navidad,Klaus es una película que le encantará.

¡Feliz Navidad!

ACERCA DE SOPHIE ARCHAMBAULT

Estudiante del Máster en estudios literarios, Sophie lee y escribe para entender mejor al ser humano, la sociedad, pero sobre todo al mundo en el que vive. Noctámbula, sus lecturas nocturnas sobre la espiritualidad y los fenómenos religiosos han acrecentado su interés por el concepto de lo sagrado. Amante de la naturaleza y sus peligrosas bellezas, la mitología, la historia del arte y todo lo que requiere creatividad, Sophie gusta de encontrarse a sí misma a través de estas pasiones para luego abrirse al mundo que la rodea.

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