Foto tomada por: Zac Durant / Unsplash
Este libro es un curso acelerado de filosofía en el que estamos invitados a recoger definiciones o explicaciones, hacernos preguntas sobre las ideas recibidas y, por supuesto, pensar mucho. Un libro difícil de resumir.
Serge Carfantan es un autor prolífico, Doctor en Filosofía, especialista en Filosofía Hinduista y en la enseñanza de la filosofía. Ha enseñado en Burdeos, Libourne, Parentis, Mont de Marsan y Pau y es el webmaster del sitio web Filosofía y Espiritualidad.
Desde el primer capítulo, el autor presenta la terminología que define la creencia. Y cuando hablamos de religión, debemos, por supuesto, pensar en plural. De hecho, David B. Barretti “ha podido identificar más de diez mil religiones en el mundo. Y 150 de éstas tienen al menos un millón de seguidores”. Agrega que “solo en el cristianismo, de los 238 países y territorios adyacentes, hay, según él, 38,830 denominaciones diferentes”.
En varias ocasiones, el autor nos invita a profundizar ciertos términos como ingenuidad y credulidad. “Un espíritu ingenuo, en el primer sentido, no tiene ideas preconcebidas, es libre de todas las presuposiciones. La ingenuidad permite una relación inocente, fresca, abierta y viva con el mundo. Solo la ingenuidad puede acoger lo que es perpetuamente nuevo. La credulidad es, por lo tanto, diferente. Absorbe cosas viejas, rumores y prejuicios”.
También nos hace reflexionar sobre el concepto de responsabilidad en relación con la culpa:
“Asumir la responsabilidad de un acto, explica el autor, es reconocer que podemos responder por éste, que somos el autor y que el acto tendrá consecuencias. Significa tomar medidas, recuperarse de la mejor manera posible con la perspectivade mejorar en el futuro. Es muy posible que haya un alto sentido de responsabilidad sin culpa “.
Serge Carfantan está lejos de ser tierno con las religiones cuando las asocia con el poder.
Una religión, desde el momento en que se convierte en una institución socialmente aceptada, funciona en la lógica del poder propio de una organización; lo que significa más a menudo, un poder sobre y no un poder con, por lo tanto, jerarquías, engaños, reinado sobre las mentes, etc.
Serge Carfantan
Por supuesto, hay una diferencia entre religión y espiritualidad, pero según el autor es el espíritu religioso el que traza este camino entre los dos conceptos. “El espíritu religioso no está encerrado en ninguna creencia y es por eso que puede haber un espíritu religioso sin una religión establecida, sin organización y sin adoración. Su verdadero nombre es espiritualidad”.
La espiritualidad es básicamente libre del aspecto dogmático de una religión. Y debe reconocerse que “la espiritualidad viva trasciende las religiones, los dogmas y los credos y no puede encerrarse en ninguna organización”.
Carfantan menciona el ejemplo de Ma Ananda Moyiii. Quienes iban a conocerla “se iban con la sensación de que ella era, por un lado, cristiana, por el otro hinduista, budista, musulmana, etc. Ella respetaba la fe de otros mientras los guiaba al umbral de lo Absoluto, en la dimensión espiritual”.
A diferencia de la religión, “la espiritualidad no nos obliga a creer en nada, sino que nos invita a centrarnos en la experiencia personal. El significado del espíritu religioso no radica en la conformidad con un dogma, ni en el hecho de pertenecer a una iglesia, sino en la experiencia de un vínculo con una dimensión sagrada, con la dimensión divina del Ser.”
ACERCA DE RENÉE THIVIERGE
Periodista, escritora, traductora y dramaturga, Renée siempre ha estado interesada en la filosofía y la espiritualidad. La belleza y el ser humano son sus mejores fuentes de inspiración y cree apasionadamente en el poder de las palabras para teñir con poesía los límites de un mundo a menudo superficial y mediático.
Texto traducido al español por Sandra Ortega, en el marco del programa Forjando Líderes Comunitarios, de la Fundación CEILI, A.C. #SoyLíderFunCeili
