Foto por Miriam Castro

En su libro, Dominique Loreau comparte los preceptos de las filosofías orientales que preconizan un estilo de vida basado en el principio de “menos es más”. Este enfoque puede adoptarse en todas las esferas de la vida, desde la material a la espiritual, para avanzar hacia una mayor armonía con uno mismo, con los demás y con el mundo.

Publicado en 2005, este libro es de gran actualidad por su discurso sobre el minimalismo y la incertidumbre económica. Está dividido en tres partes. En la primera, la autora aborda los problemas asociados al exceso de bienes materiales y las ventajas de adoptar un estilo de vida minimalista. La segunda parte trata de los excesos a los que podemos someter a nuestro cuerpo y propone consejos prácticos para nutrirlo y cuidarlo mejor. Por último, Loreau aborda, entre otros temas, la importancia de cuidar de nosotros mismos y de nuestra mente, el poder del perdón y la gratitud, el respeto, el desapego, el control y los pensamientos negativos.

Menos es más

Tenemos demasiados objetos, demasiadas opciones, demasiadas tentaciones, demasiados deseos. ¿Por qué estamos tan apegados a las cosas? ¿Son la prueba de que existimos, de que hemos triunfado? La autora es partidaria del minimalismo, opuesto al exceso y la opulencia de la sociedad de consumo, cuya huella ecológica es nefasta.

“La gente consume, adquiere, acumula, colecciona. Tiene amigos, relaciones, diplomas, títulos, medallas… Se siente abrumada por el peso de sus posesiones” (p. 21). Limitando nuestras posesiones es posible purificar nuestro espacio vital, dejando vía libre a lo esencial y conservando sólo lo que realmente importa. Para lograrlo, Dominique comparte consejos concretos sobre cómo evitar el desorden en casa o en el armario, y conservar lo que aporta felicidad y paz a nuestras vidas. El hogar debe ser un lugar de relajación e inspiración, ¡un remanso de paz!

Deshacerse de las cosas no es sinónimo de privación, negación o empobrecimiento. Al contrario, significa tener más espacio, claridad y ligereza […] Deshacerse de las cosas no significa sólo hacer sitio o ganar tiempo. Significa también reducir ese estado estático, emocional, físico y moral que nos disminuye, nos agota, nos impide actuar.

(p. 257)

Ser o tener

La sociedad de consumo nos ha convencido de que, para ser felices, necesitamos poseer cosas e incluso personas. Como resultado, “malgastamos nuestro tiempo, nuestras vidas y nuestra preciosa energía acumulando objetos y posesiones, y buscando el placer en la comida, la bebida y las emociones fuertes” (p. 255). El ser humano siempre ha estado eternamente insatisfecho, esforzándose constantemente por conseguir más. Platón llamó pleonexia a este exceso de deseo, a la voluntad de tener más que los demás en todo.

En el pasado, la familia, la iglesia y la sociedad nos enseñaban a contentarnos con lo que teníamos. Hoy, la publicidad en los medios de comunicación y los influencers en las redes sociales nos dicen que es legítimo obtener lo que deseamos, de inmediato. Ambas visiones son perjudiciales cuando se llevan al extremo. Sin embargo, podemos esforzarnos por encontrar un feliz equilibrio. La autora nos recuerda que, para el Maestro Eckart, un sacerdote dominico del siglo XIII, al igual que para los budistas, las causas de la miseria humana son la codicia, la sed de posesiones y el ego.

Nuestro objetivo no es tener, sino ser. Por supuesto, no tener nada es imposible, porque significaría depender de los demás […] Mirar una flor es vivir en el modo del ser. Cortarla es vivir en el modo del tener.

(p. 250)

Vivir con sencillez, subraya Loreau, no es contentarse con una comida frugal, sino apreciar y descubrir la alegría en las cosas más modestas y banales. Vivir con sencillez es disfrutar de todo lo que se nos presenta. “La sencillez es un equilibrio, es saber medir el grado de aprecio del mundo material” (p. 255).

Cuidar de sí mismo

La salud integral considera que los males del cuerpo son inseparables de los del alma, del espíritu. Así que, para estar sanos, es tan importante cuidar nuestros pensamientos como la calidad de nuestra alimentación. Podemos intoxicar nuestra mente (y nuestro cuerpo) con pensamientos negativos, agitados, despectivos, temerosos o dubitativos. La autora da algunos ejemplos: las inquietudes fuerzan la secreción de jugos gástricos que se convierten en venenos para el organismo; las preocupaciones afectan nuestro sueño, provocan diabetes y destruyen nuestra capacidad de concentración o de tomar decisiones. “Estamos compuestos de vibraciones y está en nuestro poder cambiar el proceso, dar sentido a nuestra realidad […] Es el mundo interior el que hace el mundo exterior” (p. 197).

Pensamos sin cesar, y no siempre somos conscientes del alcance de las ideas que más a menudo nos vienen a la cabeza, y que “escuchamos” durante todo el día. Cuidar nuestra mente implica hacer una limpieza de nuestros pensamientos, igual que ordenaríamos nuestras posesiones, “eliminando todo lo que no aporta nada ante determinadas situaciones para dejar sitio a lo que es importante” (p. 199). Ahuyentar los pensamientos negativos requiere disciplina y regularidad. Es más, su ausencia puede incluso ayudar a reforzar el sistema inmunitario.

Para saber más sobre la autora

Dominique Loreau es una ensayista francesa que vive en Japón desde finales de los años setenta. Dispuesta a compartir su experiencia, ha escrito otros libros sobre desarrollo personal inspirados en las filosofías orientales y el modo de vida japonés, entre ellos L’art des listes (El arte de las listas) (2007), L’art de la frugalité et de la volupté (El arte de la frugalidad y la voluptuosidad) (2009) y L’art de l’essentiel (El arte de lo esencial) (2009).

ACERCA DE MIRIAM CASTRO

Apasionada de los viajes y la cultura, Miriam decide establecerse en Quebec y finaliza una Maestría en Comunicación por la UQAM, mientras dirige la Fundación Père-Ménard. Cuando no está corriendo para hacer su meditación en movimiento, Miriam gusta de leer un buen libro, mirar series o compartir una buena comida con las personas que ama.

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