Icono de Santa Junias et San Andrónico
Antes de entrar en los textos más difíciles de las cartas de Pablo, les invito a releer una última lista de nombres de mujeres:
“Saluden a María, que ha hecho tanto por ustedes. (Rom 16:12)[1]
«Saluden a Trifena y Trifosa, las cuales trabajan en el Señor,y a mi amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho para él.» (Rom 16:12)
Se trata de una faena descrita con el mismo término que expresa el celo apostólico de Pablo y sus colaboradores masculinos (1Ts 5:12; 1Co 15:10; Gal 4:11; Fil 2:16; Col 1:29). Este celo apostólico se refiere también a Evodias y Syntychè:
“Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor… a estas que combatieron junto conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la Vida.” (Filipenses 4 :2-3)
Cabe señalar que estas mujeres reciben un reconocimiento oficial por su servicio eclesiástico.
“Saluden a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de cautiverio, eminentes entre los enviados de Dios, y que también fueron a reunirse con Cristo antes de mí.” (Rom 16,7)
Nótese que Junia es declarada enviada eminente de Dios, al igual que Andrónico.
“Saluden a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre, que también es la mía.” (Rom 16:13)
“Saluden a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.” (Rom 16:15)
Por eso Pablo saluda a todas esas mujeres que han contribuido al anuncio de la Buena Nueva.
En Hechos 16:14, 15, 40, Lucas menciona también a Lidia, vendedora de púrpura, quien acogió las palabras de Pablo y llevó a su gente a bautizarse con ella. Además, insistió en que Pablo y sus compañeros se alojaran en su casa. Poco después, acoge a Pablo y Silas fuera de la cárcel. Y estoy olvidando deliberadamente…
Reflexiones
Permítanme citar a tres autoras cuyos escritos me llamaron la atención, y que nos permiten apreciar mejor la situación de la mujer en aquella época:
– “Un factor sociológico jugaba a favor de las mujeres. Los cristianos se reunían en casas particulares. Por tanto, la mujer podía tener un papel como anfitriona y una gran influencia en el clima espiritual de la casa.”[2]
– “Los textos aquí analizados demuestran que Pablo acepta a las mujeres como colaboradoras en la enseñanza y la misión evangélica y que los saludos paulinos también están marcados por un gran afecto y calidez. En resumen, estos textos atestiguan el reconocimiento y el respeto del papel activo de estas mujeres en la misión y en la Iglesia.” [3]
– “Los textos paulinos y los Hechos nos permiten destacar que las mujeres figuraban entre los misioneros y líderes más destacados del movimiento cristiano primitivo. Eran apóstoles y ministros en la misma capacidad que Pablo, algunas eran sus colaboradoras.” [4]
Teniendo en cuenta el lugar que ocupaba la mujer en la sociedad de la época, la observación de estos autores no es banal. Y resulta aún más triste que la Iglesia no sólo no haya logrado mantener su impulso, sino que esté permitiendo que las instituciones la dejen atrás, mientras culpa a las decisiones divinas.
Notas:
[1] La traducción de los textos es de La Nouvelle Traduction de la Bible, Bayard, 2001.
[2] Annie Jaubert, Les femmes dans l’Écriture, Fournié, 1979, p. 53
[3] Jean-Yves Thériault, “La femme chrétienne dans les textes pauliniens”, en Ciencia y Espíritu, Folleto 3, 1985, p. 301.
[4] Elizabeth Schüssler Fiorenza, En mémoire d’elle, Éditions du Cerf, 1986, p. 268.
ACERCA DE LUCIE LÉPINE
Luego de una carrrera en educación primaria y secundaria, Lucie trabajó con grupos comunitarios como el Centro Familiar Hochelaga y asociaciones cristianas como el Centro de pastoral en medio obrero, la Conferencia religiosa canadiense y la Fundacion de la juventud obrera, entre otros. Lucie ha cursado el programa en Estudios bíblicos en la Universidad de Montreal y ama la vitalidad cultural de Montreal.
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