Ahora jubilado, Jacques Blondin trabajo durante 32 años en la Policía Montada de la Ciudad de Montreal. En entrevista, hace un recuento tanto de los eventos trágicos que marcaron su camino como de los intensos momentos de alegría y felicidad que iluminan su vida y lo acercan a su Creador.

Criado por unos amorosos padres que le dieron una infancia llena de amor y cuidados en el barrio Côte-des-Neiges, junto a su hermana, cinco años mayor. A la edad de siete años, Jacques era monaguillo en el Oratorio de San José y realiza estudios en el Colegio Saint-Laurent, lo que fortaleció su fe y su relación con Dios.

A la edad de 20 años se casa con la Sra. Jean Armstrong, y tres hijos nacieron de esta unión. “Esos momentos, cuenta Jacques, fueron los años de bienestar y la vida era generosa para mí”. Paradójicamente, mi fe estaba vacilando. ”

Manifestaciones

Un día, un compañero de trabajo lo invitó a unirse al Cursillo (movimiento para la renovación evangélica); él acepta, sin dejar de ser escéptico. Fue a partir de entonces que entendió la importancia del Señor en su vida. Su fe se fortaleció. Numerosos ejemplos de Su Presencia han rociado su existencia, como el caso de este desafortunado indigente que conoció durante una ceremonia religiosa, quien vestía una túnica con capa y capucha, en busca de algunas monedas.

Al darle, con todo mi corazón, tuve la profunda convicción de que el rostro que me fue revelado era el del Resucitado … Nunca lo olvidaré.

Jacques Blondin

Otras manifestaciones de la presencia de Cristo en su vida lo marcarán profundamente y Jacques se sentirá privilegiado. Más tarde se dará cuenta de la importancia de estos eventos extraordinarios, cuando tenga que enfrentar pruebas difíciles.

Devoción hacia los más débiles

Siempre al servicio de sus semejantes, Jacques y Jean ofrecieron su ayuda durante varios años y de varias maneras. Entre otras actividades, fueron anfitriones de tres vietnamitas del Centro de Vocaciones durante tres años. Tanto los pobres como los ignorados reciben amor y comprensión de parte de ellos. Quizás es gracias a su vocación como policía que Jacques se siente responsable de ellos. Ayudarlos y protegerlos es imprescindible para él. Además, trabajó como voluntario durante varios años para el organismo Accueil Bonneau.

La intervención de Jacques para ayudar a los pobres no termina ahí. Junto con su esposa, recibe a indigentes sin hogar para celebrar las fiestas de Navidad y Pascua y compartir una buena comida en familia. ¡Qué felicidad para estas personas sin hogar! También reciben algunos dulces … Qué satisfacción también para Jacques, quien ve al Señor en los pobres…

La lista de compromisos de Jacques es larga. Fue Director de Proyectos del movimiento Entraide pour jeunes sans-abri (Ayuda a Jóvenes sin Techo), sin olvidar su participación en la Pastoral del Bautismo de la Iglesia Sainte-Colette, por un lapso de cinco años.

Jacques Blondin prestando servicio.

Las pruebas difíciles continúan

Jacques se enfrentó a múltiples pruebas, de las cuales pudo salir con fuerza y valor. En 1996, su vida dio un giro mayúsculo. Su hijo mayor, de 38 años, muere repentinamente mientras camina por la acera. Un paro cardíaco súbito… En ese preciso instante, Jacques recuerda haber cargado la Cruz durante la ceremonia del Viernes Santo. ¿Coincidencia? “Esta actividad de la Semana Santa me animó a unir mis sufrimientos con los de Cristo”, recuerda.

Un año después, su vida da otro vuelco. Esta vez es Jean, su amada esposa, quien sufre dos aneurismas cerebrales en rápida sucesión. “Después de dos meses de sufrimiento, ella muere en paz. Yo estaba devastado, con una tristeza sin nombre “, dice Jacques, todavía con las emociones a flor de piel.

Entonces, un amigo le invita, con el objetivo aliviar su dolor, a participar en la pastoral del Hospital Maisonneuve-Rosemont. Jacques acepta espontáneamente. Un encuentro, dulce y reconfortante, aliviará el dolor de Jacques

Una luz llega a su vida

La dedicación a los enfermos alivió su sufrimiento. “Llegaba a meditar a la capilla del hospital, donde encontré paz y consuelo”, explica. Fue durante una de estas visitas a este lugar pacífico que se le extendió una mano amiga. Lucie, una enfermera dedicada al cuidado pastoral, le habla suavemente, ayudándolo a pasar por su duelo y aliviar su angustia y su dolor. ¿Este nombre, Lucie, no significa “luz”? …

Gracias al apoyo inquebrantable de Lucie, la esperanza renace.

Sin embargo, nadie puede predecir el futuro. A pesar de las horas tranquilas que está viviendo, Jacques tendrá que enfrentar nuevas pruebas y un año después le ocurrirá una gran desgracia. Esta vez su hijo menor, de solo 30 años, morirá por un Melanoma, una forma muy agresiva de cáncer. Afortunadamente, Lucie permanece a su lado.

Ocho meses después, sin duda debilitado por todos los eventos de los últimos años, Jacques sufre serias complicaciones después de una cirugía menor. Fue admitido en cuidados intensivos. “Fue en gran parte gracias a los gestos profesionales realizados por Lucie, una enfermera experimentada, que me salvé”, relata.

Jacques nos recuerda que los eventos que han ocurrido en su vida lo han acercado a su Creador. Fueron estas manifestaciones, estos privilegios, los que lo ayudaron a vivir sus muchas pruebas en unión con Él.

Momentos de felicidad

Con los ojos llenos de alegría, Jacques nos habla de su felicidad actual. “Nos casamos poco después. Vivimos en una hermosa armonía de pareja y somos muy felices. ”

Jacques ahora puede disfrutar de una vida intensamente dedicada al amor. “Amar es creer y esperar; amar es también perdonar y dar tu vida. Tienes que darte cuenta de que la felicidad está vinculada a la capacidad de amar. ”

ACERCA DE NICOLE FAUCHER

Nicole tiene un diploma en Comunicación pour la UQAM, que le permitió formar parte de la comunidad empresarial. Entre otras experiencias, trabajó en el departamento de Comunicación Organizacional en Sidbec-Dosco, una siderúrgica estatal, y ocupó el puesto de directora general de la revista de negocios MBA. Cabe destacar su pasión por las artes. Como pintora ha exhibido numerosas obras en Quebec y en extranjero.

Texto traducido al español por Sandra Ortega, en el marco del programa Forjando Líderes Comunitarios, de la Fundación CEILI, A.C. #SoyLíderFunCeili