PALABRAS DEL DOMINGO

Todo empieza con un escándalo – Cuarto domingo de Adviento

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Par André Myre

PALABRAS DEL DOMINGO

14 diciembre 2022

Foto por  Nelic / iStock

El texto mateano (Mt 1,18-24) sobre el origen de Jesús, narrado desde el punto de vista de José, ha tenido un fuerte impacto en la tradición cristiana.

Al final de la siguiente traducción he añadido el v. 25 al texto litúrgico, que no lo contiene, aunque forma parte de la perícopa evangélica, y que presuntamente se ha omitido porque da a entender que María y José mantuvieron relaciones sexuales después del nacimiento de Jesús, lo que corrobora la afirmación de Mateo de que fueron padres de otros hijos (Mt 13,55-56). He puesto en negrita los principales pasajes que pueden atribuirse a la escritura de Mateo.

 

Mt 1,18 He aquí el origen del Mesías Jesús.

María, su madre, estaba comprometida con José, pero aún no vivían juntos cuando ella quedó embarazada por obra del soplo santo. 19 Como su marido, José, era un buen hombre que no quería perder su reputación, decidió separarse de ella discretamente. 20 En esto estaba en sus reflexiones cuando se le apareció en sueños el mensajero del Señor, diciendo:

José, hijo de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque la vida que da proviene del soplo santo 21 Dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús, porque él salvará al pueblo de sus errores.

22Todo esto sucedió para que se cumpliera la palabra que el Señor había pronunciado por medio del profeta:

23 He aquí que la virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel

– que significa que Dios está con nosotros.

24 Cuando José salió de su sueño, hizo lo que le había ordenado el mensajero del Señor y acogió a su mujer (25 Y no tuvo relaciones con ella hasta que dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.)

 

Traducción

 

Comprometida (v 18). María está “comprometida” con José. En aquella época, este compromiso era el propio matrimonio, que sólo podía disolverse mediante un divorcio formal. Sin embargo, una vez hecho el pacto, los recién casados -quienes tenían doce o trece años- pasaban entre seis meses y un año con sus respectivos padres, reuniendo la dote, construyendo una casa, apareando animales, preparando la boda, etc.

Durante este tiempo no se veían, salvo en contadas ocasiones, en presencia de chaperones de confianza. Cuando llegaba el momento, se celebraba una gran fiesta en el pueblo del joven marido, durante la cual éste recibía a su esposa en su casa, para que pasaran allí su primera noche y se pudiera comprobar que la novia era efectivamente virgen, como estipulaba el acuerdo, y que se habían comportado como marido y mujer.

Mensajero del Señor (vv 20.24). La palabra “ángel ” es una transposición del griego aggelos. El significado de este último es “mensajero”. La expresión “mensajero del Señor” no se refiere a un ángel ordinario, sino a Dios mismo.

Virgen (v 23). En el texto hebreo de Isaías, la “joven esposa” del rey está embarazada; el griego tradujo el término como parthenos, literalmente “virgen”, versión que sigue el texto evangélico. El término tiene el amplio significado de “ado”, si tenemos en cuenta que en aquella época la virginidad de las jóvenes contaba mucho en las negociaciones de la dote, por lo que “doncella” y “virgen” son prácticamente sinónimos. Por eso no es de extrañar que en el Antiguo Testamento a veces se llame “virgen” a una chica después de haber sido violada.

Tuvo relaciones (v 25). En el contexto, el verbo “conocer” tiene el significado de mantener relaciones sexuales.

 

Materiales utilizados

 

Mateo utilizó una tradición ajena a Q y Mc. Ésta iba a formar parte de una pequeña secuencia de relatos que narraban los primeros años de la vida de Jesús desde la perspectiva de José:

vv 18-21.24-25 = M[1].

 

La Sagrada Familia

 

María quedó embarazada entre el día de su boda y el día en que comenzó su vida en común. En aquella época era habitual que el hombre echara a su mujer porque ésta había roto el contrato. José, en cambio, decidió quedarse tanto con María como con el niño. Sin duda fue muy bueno con Jesús, ya que éste eligió el nombre de “padre” precisamente para dirigirse a Dios. Los evangelios, en cambio, atestiguan que la relación de Jesús con su madre fue más difícil (Mc 3,21.30-35; Jn 2,1-5).

 

Tradición

 

La tradición en la que se basa Mateo debía de tener este aspecto:

 

Mt 1,18 María, la madre de Jesús, estaba comprometida con José, pero aún no vivían juntos cuando quedó embarazada. 19 Como su marido, José, era un buen hombre que no quería perder su reputación, decidió separarse de ella discretamente. 20 Mientras pensaba en esto, se le presentó un mensajero en sueños, diciendo:

José, hijo de David, no temas tomar a María por esposa. 21 Dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús, porque él salvará al pueblo de sus errores.

24 Después de salir de su sueño, José hizo lo que le indicó el mensajero y acogió a su mujer. 25 Y no tuvo relaciones con ella hasta que dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.

 

Aunque contiene mucha información histórica, el texto, típico del evangelio, es un relato destinado a ilustrar la fe cristiana de los autores. Éstos optaron por expresarla mediante la intervención de un ángel, que en sueños insta a José a cambiar de opinión: deberá seguir casado con María y convertirse en el padre del niño. La fe de los redactores se expresa en el significado dado al nombre del niño en el v. 21b: mientras que “Jesús” procede del grito de una parturienta, “Yah-ayuda”, el texto interpreta este nombre como anuncio de la actividad salvífica de la que lo dará a luz.

Es importante comprender el razonamiento de los redactores de esta tradición: remontan el impacto de la resurrección de Jesús al principio de su existencia. En efecto, si el Dios vivo, lejos de consternarse por la muerte de Jesús a manos de Caifás y Pilatos, le devolvió la vida y luego le concedió el don de señorío, esto significa que tampoco se escandalizó por su inusual concepción. A 2000 años de distancia, debemos comprender que había dos grandes obstáculos culturales a la fe en Jesús: el hecho de que naciera de padre desconocido y que muriera crucificado. Estos son dos grandes obstáculos que deben ser eliminados para cualquiera que se sienta interpelado a tener fe en la vida de Jesús.

 

Mateo

 

La escritura de Mateo es muy interesante y sólo puede entenderse desde una visión global de su historia. Empiezo por el título que da a su obra:

 

Mt 1,1 Libro del origen de Jesús

mesías, hijo de David, hijo de Abraham

 

Al hacerlo, el evangelista se aparta conscientemente de Marcos, quien atribuyó a Jesús tanto el título de “mesías”, nacido en el cristianismo de origen judaico, como el de “hijo de Dios”, común en el cristianismo de origen extranjero (Mc 1,1). Del primer versículo de Mateo se desprende claramente que sólo se refiere a los creyentes que son hijos de Abraham. Comparte la opinión de Lucas de que Jesús, “habiendo recibido del Padre el soplo santo prometido”, fue así hecho por Dios “señor y mesías” (Hch 2,33.36).

Luego, al igual que la tradición en la que se apoya, extiende la aprobación divina de la vida de Jesús, significada por el don del soplo santo (vv 18,20), continuando así la tarea de superar el escándalo de su peculiar concepción. Entonces trae a José, no un ángel cualquiera, sino “el ángel del Señor” (vv 20,24), es decir, Yhwh mismo, como hará con el mensajero que intervendrá en la tumba de Jesús (28,2).

De este modo, establece un primer vínculo entre el principio y el final de su evangelio. Y este vínculo quedará reforzado al escribir los vv 22 y 23, en los que precisa que el niño que nacerá de la virgen en la que ha actuado el soplo santo será “Emmanuel, que significa Dios está con nosotros” (v 23). De este modo, abre un paréntesis que cerrará en el último versículo de su narración, cuando hace decir a Jesús, a quien “le ha sido dado todo poder”, siendo este poder el espíritu santo:

 

Mt 28,20 Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.

 

Con estas palabras de Jesús, Mateo cree haber alcanzado el objetivo de escribir su evangelio, a saber, la transición de la fe en la presencia de Dios con su pueblo -Emmanuel o Dios-con-nosotros– a la fe en la presencia de Jesús con sus partidarios que representan la Iglesia de Mateo -Yo-estoy-con-ustedes. El evangelista escribió su testimonio para tranquilizar a su comunidad, expulsada de su pueblo y preocupada por ser una pequeña minoría ahogada en el mar del cristianismo de origen extranjero. El versículo sobre Emmanuel sólo puede entenderse, por tanto, en conexión con la última línea del evangelio sobre la presencia de Jesús con los suyos.

 

 

Línea de significado

 

  1. El punto de partida del texto es muy importante y no debe pasarse por alto. Jesús fue concebido fuera de la norma, y José no es su padre natural. Sin embargo, es precisamente a este hombre a quien el Dios vivo decidió resucitar y hacer señor. La revelación cristiana de Dios comienza exactamente ahí. Desde el principio está envuelto en el escándalo, como lo estará al final, cuando Jesús muera desnudo en una cruz, asesinado por la religión y el Imperio. Reconocer la escandalosa concepción de Jesús es esencial para toda fe en él.

 

  1. Las expresiones de fe en los relatos de los orígenes de Jesús no pretenden negar el escándalo de su concepción. Más bien pretenden dejar claro que el escándalo en cuestión nos permite aceptar un aspecto esencial de Dios en sí mismo. De hecho, para que Dios pueda reconocerse en un ser humano como un padre en su hijo, era necesario que esta vida comenzara de forma equivocada. Y esta vida era tan importante para él que ha dejado su aliento en medio de un drama que marcaría profundamente la vida de los implicados. No se cree en el Dios del evangelio si se niega el origen escandaloso de Jesús.

 

  1. Los dramas forman parte de la vida. Y María vivió un gran drama, una mujer profundamente humillada[2], acogida luego por un marido amoroso, con el que tuvo varios hijos después de Jesús. Un gran drama, vivido por gente humilde, en una pequeña aldea desconocida, en una provincia despreciada, en una región mal vista de un gran imperio de la época. El Adviento evangélico no anunciaba una Navidad gloriosa.

 

 

Notas :

 

[1] La sigla “M” se atribuye a los materiales que Mateo utilizó, además de Q y Mc, para elaborar su evangelio. Sin embargo, a diferencia de estos últimos, M no es un documento, sino un montaje artificial de textos dispares de diversos orígenes, que el evangelista distribuyó aquí y allá, según las necesidades, para completar Q y Mc. La sigla correspondiente a Lucas es “L”.

[2] En 1:48, Lucas dice del Señor que “vio la humillación de su esclava”, una realidad que queda oscurecida si el término se traduce como “humildad” o “bajeza”.

 

ACERCA DE ANDRÉ MYRE

André es un reconocido biblista, autor de numerosos libros, profesor jubilado de la Universidad de Montreal y especialista de los Evangelios, particularmente el de Marcos. Durante varios años, ha dirigido numerosos talleres bíblicos.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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