Foto tomada por: Diana Simumpande/ Unsplash

Oramos cuando parece que estamos perdiendo el control de nuestras vidas y estamos desesperados. También oramos porque sabemos que en el fondo de nuestro ser hay una voz, una verdad o una luz que nos guiará hacia el camino buscado.

Orar es meditar para comunicarse con el Invisible. Nosotros, como seres humanos, estamos en la punta del iceberg visible. El universo en el que vivimos es mucho más invisible que visible.

¿Orar a quién, orar a qué ?
¿Dios?
¿Quien es Dios? Nadie sabe con seguridad …

No intentaré analizar o evaluar todos los dioses que existen. Cada religión tiene su Dios. Los seres humanos siempre han intentado explicar Dios a través de consideraciones humanas, dando definiciones o explicaciones que podrían comprender hasta cierto punto al relacionarlas con su conocimiento limitado del mundo físico en el que vivían.

Orar es elevarse más allá del mundo físico. Es comunicarse con alguien o algo que representa esperanza. Esta esperanza es tanto más necesaria cuando la vida no nos trae las alegrías que queremos o nos trae pruebas que nos paralizan y atemorizan.

Orar es tomarse una pausa del mundo en el que vivimos. Es tomar un camino desconocido, un camino que esperamos nos aleje de nuestros problemas terrenales.

En esta ruta hacia lo desconocido, nuestra determinación de orar arroja una nueva luz sobre nuestra realidad que nos hace sufrir. Las curaciones ocurren porque cuando oramos nos liberamos de todo el peso que pesa sobre nuestros hombros y que nos impide ver la belleza completa de la vida.

ACERCA DE PIERRE FARAH-LAJOIE

Apasionado por el desarrollo empresarial, Pierre ha trabajado en más de 50 países para empresas de diferentes tamaños. Licenciado en Ingeniería Industrial y con un Master en Investigación Operacional por la Escuela Politecnica de Montreal, Pierre es un líder que sabe motivar a sus empleados para que den lo mejor de sí mismos. Su entusiasmo y franqueza con respecto a su visión de la espiritualidad y la vida no deja a nadie indiferente.

Texto traducido al español por Sandra Ortega, en el marco del programa Forjando Líderes Comunitarios, de la Fundación CEILI, A.C. #SoyLíderFunCeili