El agua potable sale de uno de los lavaderps en Huaroccopampa, Perú
¡Por fin en Perú! Tras dos años de reuniones virtuales y mensajes por correo electrónico y textos, tomamos el avión para reunirnos con nuestros socios y amigos en el terreno, del 1º al 15 de agosto. No hay nada que sustituya una sonrisa, una mirada y un abrazo sincero.
En esta ocasión, me acompañó el Sr. Pierre Farah-Lajoie, vicepresidente de la Fundación Padre Menard. Juntos conocimos nuevos proyectos y visitamos aquellos que apoyamos desde hace varios años, como el Hogar San Pedro y el Hogar CIMA. También participamos en la séptima Asamblea General de los Misioneros de los Santos Apóstoles (M.S.A.) y celebramos los esfuerzos de un pueblo de los Andes, cuyos habitantes han trabajado duro para tener agua potable.
Hogar CIMA, casa de la esperanza
Comenzamos nuestra visita en el Hogar CIMA, que actualmente acoge a más de cincuenta niños y jóvenes que han vivido en la calle o cuyos padres ya no tienen fuerza ni autoridad para educarlos. Desgraciadamente, estos jóvenes acaban desarrollando comportamientos que los pone en riesgo físico y los convierte en presa fácil para quienes quieren aprovecharse de su vulnerabilidad emocional y psicológica.
Tutores, profesores y voluntarios trabajan sin descanso para ofrecer ayuda, consejo y orientación a jóvenes que han perdido la confianza en los adultos. En CIMA se anima a los jóvenes a participar en diferentes actividades: talleres diversos (música, agricultura, pintura, mecánica, etc.), cursos académicos de regularización y refuerzo, sesiones deportivas. Igualmente, los niños y jóvenes deben participar en la introspección y reflexión espiritual en grupo, durante la cual la música y la danza son esenciales para captar su atención y reforzar su sentido de pertenencia al centro.
Escuchamos los emotivos testimonios de ex-CIMAs, quienes afirmaron que su paso por el centro fue decisivo para encontrar el camino para convertirse en personas responsables que superan las dificultades de la vida sin recurrir al alcohol o las drogas.
No me gusta hablar de mi pasado, porque me drogué y robé. No me gustaban las reglas y toqué fondo, como se dice. Me enfermé. Con la ayuda de Dios y de CIMA, pude recuperarme, volví a estudiar y recuperé las ganas de vivir. Ahora, acompaño a los jóvenes de CIMA para que no cometan los mismos errores que yo.
Ex-CIMA y actual tutor del centro
Miriam con los niños del Hogar CIMA, quienes habían terminado de tender cobijas recién lavadas.
Todos los ex-CIMA están agradecidos con “el padre” Jean-Louis Lebel, fundador del centro, con los miembros del personal y con sus compañeros de la época.
Hogar San Pedro, una obra de Dios
Otro de los lugares destacados de nuestra visita fue el Hogar San Pedro, que este año ha cumplido 43º años de creación, con la celebración de la misa por el Mons. Christian Rodembourg, M.S.A., obispo de Saint-Hyacinthe, Quebec, seguida de una buena comida compartida en un ambiente de alegría y fraternidad. Estuvimos felices de ver al personal administrativo, médico y de apoyo, y a los pacientes (veinte adultos y nueve niños), quienes compartieron historias de una gran humanidad. A pesar de las dificultades vividas durante la pandemia, todos las enfrentaron con resiliencia, ánimo y confianza en la vida.
Desde nuestra llegada, percibí un aire de transformación en el Hogar San Pedro. El jardín estaba limpio, con florecillas por todas partes, un pequeño gallinero y un huerto en preparación. Me explicaron que el responsable del cambio era el padre Pedro Gómez Salazar, M.S.A., quien desde hace un año se dedica a motivar al personal y a los pacientes para que ayuden a mantener la casa limpia y bonita. Además, organiza actividades divertidas para animar la vida cotidiana de los pacientes. Agradecemos al Padre Pedro su liderazgo positivo y su contagiosa alegría de vivir.
También tuvimos el placer de visitar la nueva Panadería San Pedro, inaugurada en marzo del 2022. Cuenta con los servicios de un panadero y dos empleados en el mostrador, quienes producen y comercializan pan, galletas y otros productos. Durante nuestra visita, estaban buscando un segundo panadero, lo que significa que la demanda de sus productos está aumentando. En un futuro próximo, se instalarán mesas y sillas para que los clientes puedan consumir bocadillos y café. Esta iniciativa es un gran logro y motivo de alegría, pues contribuye a la autonomía financiera del Hogar San Pedro.
Preparando pan en la nueva panadería del Hogar San Pedro.
Agua en Huaroccopampa
Los últimos días los hemos pasado en la provincia de Ayacucho, en medio de los Andes peruanos, donde participamos en la inauguración del sistema de abastecimiento de agua potable del pueblo de Huaroccopampa, situado a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Acompañados por miembros de la comunidad y del organismo Alas de Esperanza, pudimos visitar las infraestructuras del sistema: seis captaciones de agua, un depósito de 40 m3 en lo alto de una colina, otro depósito de 30 m3, los paneles solares que hacen funcionar la bomba y algunos de los 71 lavaderos de concreto.
La comunidad nos recibió en un ambiente festivo. En medio de las montañas y al son de un arpa y un violín, bailamos y celebramos con los aldeanos, quienes cantaron en quechua y español. Juntos, celebramos sus esfuerzos, que hicieron posible la llegada del agua limpia que cambiará sus vidas para siempre.
Los logros de nuestros socios en el terreno son también los de nuestros generosos donadores, porque han contribuido a su éxito. Muchas gracias por su apoyo e interés en nuestros proyectos, que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas necesitadas.
À PROPOS DE MIRIAM CASTRO
Apasionada de los viajes y la cultura, Miriam decide establecerse en Quebec y finaliza una Maestría en Comunicación por la UQAM, mientras dirige la Fundación Père-Ménard. Cuando no está corriendo para hacer su meditación en movimiento, Miriam gusta de leer un buen libro, mirar series o compartir una buena comida con las personas que ama.
Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.
