ECOS DEL EVANGELIO

Reacciones violentas contra el régimen de Dios

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Par André Myre

ECOS DEL EVANGELIO

16 abril 2025

Foto de korawat thatinchan / iStock

En la Fuente, tres palabras se suceden (Q 16:16-18), sin ningún vínculo aparente de significado que las una. Sin duda vagaban aisladas en la tradición, y los escribas de la Fuente juzgaron que estas palabras solitarias eran demasiado preciosas para dejarlas de lado.

Confiemos en ellos e intentemos escucharlas una tras otra.

1. La primera palabra es bastante molesta para los intérpretes, al menos la segunda parte:

 

Q 16,16 La Enseñanza y los Profetas terminan con Juan. Desde entonces el régimen de Dios ha sido violado, porque los violentos lo han tomado por asalto.

 

En primer lugar, llama la atención que en el año 50 d.C., apenas veinte años después de la muerte de Jesús, los escribas galileos que eran sus seguidores intentaran situar su movimiento dentro de la historia de su pueblo. En aquella época, el judaísmo en ciernes aún no había decidido el conjunto de libros que formarían parte de lo que llamamos Antiguo Testamento[1]; la decisión definitiva se tomaría unos treinta años más tarde:

. la lista de los libros que forman la Enseñanza fue fijada desde el 400 a.C.;

. desde el 200 a.C., también quedó fijada la lista de los Profetas (libros históricos y proféticos);

. y desde el 150 a.C., se fijó la lista de los libros sapienciales, con una o dos excepciones.

La redacción adoptada por los escribas de la Fuente nos permite deducir que, aunque están en consonancia con las Escrituras de su pueblo, interpretan la actividad de Juan como el final de una época, y el acontecimiento de Jesús como el comienzo de otra. Hay continuidad y ruptura. Continuidad porque, como muestran los textos de la Fuente que hablan de Juan, Jesús siguió los pasos de su maestro. Pero hay ruptura, a causa de la violencia ejercida por los dirigentes del pueblo del Libro contra el régimen de Dios. El sistema de Judea no podía contemplar la posibilidad de ser sustituido por el sistema de Dios, pues ello significaría admitir su ruina humana, moral y religiosa, por lo que se opuso violentamente a los seguidores de Jesús, como consecuencia lógica de su comportamiento hacia este último.

Los escribas de la Fuente se encuentran en este punto de sus reflexiones sobre el curso de la Historia, y no dicen nada más, sin saber a dónde conducirá todo esto.

2. La siguiente perícopa parece haber sido colocada después de la anterior para corregir la impresión de ruptura demasiado grande dejada por esta última:

 

17 Sería más fácil que el cielo y la tierra se fueran a que cayera una letra o una señal de la Enseñanza.

 

El comportamiento de los responsables de la violencia de la que da testimonio el v. 16b no pone en tela de juicio las orientaciones vitales trazadas por la Escritura. Ellos han cambiado de rumbo, pero la línea que atraviesa la Enseñanza es inamovible. Así, los escribas de la Fuente indican a sus lectores que, por muy marginados que se encuentren por las autoridades, siguen alineados con la tradición que siempre les ha sostenido.

3. En cuanto a la tercera perícopa, tal vez se colocó ahí para dar un ejemplo de una interpretación de la Escritura que es a la vez fiel y nueva:

 

18 El que se divorcia de su mujer la incita a cometer adulterio,

y el que se casa con una mujer divorciada comete adulterio.

 

Es cierto que la legislación vigente, remitiéndose a Dt 24:1, permitía a un hombre echar a su mujer. Pero los escribas de la Fuente, apoyándose en Jesús, juzgaron lo contrario. Quizá también tenían en mente al profeta Malaquías, que había escrito que

 

Ml 2,14Yhwh fue testigo entre tú y la mujer de tu juventud

a la que engañaste

ella, tu compañera y la esposa de tu compromiso.

 

La mujer rechazada, como un pedazo de basura del que uno se deshace, tenía que regresar con su familia, volverse una boca que alimentar y ser acusada de no haber sido capaz de complacer a su marido: ruptura tras ruptura, humillación tras humillación, sufrimiento tras sufrimiento. Luego, el divorcio la obligará a buscar urgentemente un nuevo marido, que siempre la mirará por encima del hombro. Un ejemplo de la violencia ejercida en el régimen de Dios. En definitiva, era necesario revisar la interpretación de la Enseñanza y leerla a la luz de los Profetas -Malaquías, Juan, Jesús- con vistas a una nueva forma de vivir acorde con el régimen de Dios.

Siguiendo a Juan, el Evangelio no es una ley, el Evangelio no se pone en leyes. El Evangelio es discernimiento permanente, protesta firme contra la violencia del Sistema, rechazo de un derecho que justifica la injusticia, apoyo constante a lo humano instrumentado por la Organización. Cuando el Evangelio se pervierte en legislación, se convierte en instrumento de los violentos. Así ocurre, por ejemplo, cuando la prohibición evangélica del divorcio se convierte en ley.

Las tres palabras, aparentemente inconexas, estaban unidas en el fondo.

 

Nota:

 

[1] Los judíos llaman a todos sus libros sagrados TaNaK, acrónimo formado por la primera letra hebrea del nombre de cada una de las tres partes principales del Libro: Torá (Enseñanza), Neviim (Profetas) y Ketuvim (Escritos sapienciales).

 

ACERCA DE ANDRÉ MYRE

André es un reconocido biblista, autor de numerosos libros, profesor jubilado de la Universidad de Montreal y especialista de los Evangelios, particularmente el de Marcos. Durante varios años, ha dirigido numerosos talleres bíblicos.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

 

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