Foto tomada por Mohamed Nohassi / Unsplash
Es un “libro de cabecera” con una variedad de temas que atestiguan una extraordinaria erudición. El libro se compone de una serie de conferencias impartidas entre 1981 y 2000, así como de artículos publicados en ese mismo periodo. Con valentía y honestidad, el autor debate sobre temas o problemas, con brío y elocuencia.
Timothy Radcliffe es un sacerdote dominico nacido en Londres que enseñó las Santas Escrituras en Oxford durante 12 años, antes de ser nombrado Maestro General de la Orden de Predicadores en 1992. Entre los temas que trata se encuentran el compromiso, la importancia de la misión en un mundo en fuga, la vocación religiosa en nuestro tiempo, la adecuación de la libertad y la responsabilidad, así como las nociones de doctrina y adoctrinamiento.
Los escritos de Timothy Radcliffe se basan en su amplio conocimiento de la Biblia y en sus extensos viajes por todo el mundo como Superior General de los Dominicos, cuando visitó 160 países entre 1990 y 1999, de acuerdo a la editorial. El editor explica que algunos de los textos son “exhortaciones dirigidas a hermanos, hermanas y laicos dominicos”.
Otros son conferencias impartidas a líderes de comunidades eclesiales: padres de abadias benedictinas, directores de colegios católicos de Inglaterra, líderes internacionales de institutos misioneros, académicos. Son abordadas cuestiones de responsabilidad humana y cristiana ante los retos del futuro y de la modernidad.
Por último, “tres textos son artículos de estilo más científico. Relacionan cuestiones morales (la necesidad de recordar las tragedias colectivas de la humanidad, el juicio de la historia y el peligro de una lectura fundamentalista de la Biblia) con el mensaje de la Palabra de Dios.”
En el epílogo del libro, el dominico Daniel Cadrin habla de esta “voz única [que] se escucha en el libro”. […] Una voz fresca y provocadora que nos invita a creer, a esperar y a amar. Son pensamientos inspiradores “porque encajan bien en la situación del debate de este siglo, marcado por la globalización, sus riesgos y oportunidades, por el miedo a la diferencia y el repliegue, y por la indiferencia ante la desfiguración del rostro humano”.
Ser el prójimo del que sufre
Entre todos estos textos, me ha emocionado especialmente el segundo del libro, una conferencia pronunciada en Camaldoli (Italia) el 30 de junio de 2001, titulada “La parábola del buen samaritano (Lc 10, 29-37)”. Sobre la pregunta de un doctor de la ley a Jesús :”¿Y quién es entonces mi prójimo?, el autor se atreve a añadir: “¿Qué obligaciones tenemos con los inmigrantes que llegan a Europa cada día, procedentes de Europa del Este, Asia y África?”
A esta misma pregunta Jesús habría respondido con una parábola, las cuales son “historias poderosas, que nos cambian”. Después de que un sacerdote y un levita pasaran sin ayudar al hombre que había sido atacado por ladrones y dejado medio muerto, fue un samaritano quien sintió compasión, se ocupó y se aseguró de que fuera bien atendido”.
Jesús nos dice “Ve y haz lo mismo”, una “invitación a construir una sociedad que aún no existe”, dice el autor. Al final de la conferencia, nos invita a una reflexión esencial: “¿Cómo puedo convertirme en el prójimo del hombre herido? ¿Cómo puedo descubrirme con él y para él? ¿Cómo puedo descubrir a Dios? Porque, al final, es Dios quien yace, despojado y roto, a un lado del camino, esperándome.”
ACERCA DE RENÉE THIVIERGE
Periodista, escritora, traductora y dramaturga, Renée siempre se ha interesado por la filosofía y la espiritualidad. La belleza y la humanidad son sus mayores fuentes de inspiración y cree apasionadamente en el poder de las palabras para superar y teñir de poesía los límites de un mundo a menudo superficial y mediático.
Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.
