PALABRAS DEL DOMINGO

Noche de marginales – Navidad

Photo André Myre

Par André Myre

PALABRAS DEL DOMINGO

21 diciembre 2022

Foto por  Julie Ricard / Unsplash

Dado que Mateo sólo menciona el nacimiento de Jesús (1,23) y no relata ningún otro acontecimiento de aquel día, la Liturgia ha optado por presentar el relato lucano (Lc 2,1-14). El evangelista, como veremos, tiene poco que decir sobre el hecho en sí, pero mucho sobre el significado.

Su narración ha dejado una fuerte huella en la tradición cristiana y ha provocado la creación de un imaginario que ha perdurado durante siglos[1].

 

Lc 2,1 En aquellos días, César Augusto dio la orden de registrar todo el Imperio. 2 Este primer censo tuvo lugar mientras Quirino era gobernador de Siria. 3 Y todos iban a estar registrados, cada uno en su ciudad. 4 Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, hasta Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser de la casa y linaje de David, 5 para ser registrado con María, que estaba comprometida con él y embarazada. 6 Y sucedió que, mientras estaban allí, el día del parto se cumplió, 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, lo cubrió con lana y lo acostó en un comedero, porque no había sitio para ellos en la sala.

 

8 Y en esta región, había pastores que pasaban las vigilias nocturnas fuera para cuidar de su rebaño. 9 Y el mensajero del Señor se presentó ante ellos, y la gloria del Señor brilló a su alrededor, y tuvieron miedo, mucho miedo, 10 y el mensajero les dijo:

No teman, porque les traigo buenas noticias de gran alegría para todo el pueblo, 11 que hoy, en la ciudad de David, ha nacido el salvador, que es el mesías señor. 12 Y esta es una señal para ustedes: encontrarán a un recién nacido cubierto de lana y colocado en un comedero.

13 Y de repente vino con el mensajero una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:

 14 En las Alturas, gloria a Dios

 y, en la tierra, paz a los humanos que se alegran.

 

Traducción

 

Orden (v 1). La palabra griega, ahora famosa en el cristianismo, es dogma (edicto, decreto).

Comprometido (v 5). Véase la explicación de la palabra en el apartado “Traducción” del comentario a Mt 1,18-24, correspondiente al cuarto domingo de Adviento.

Comedero, sala (v 7). Tras comprobar que sus animales estaban bien atendidos en el establo donde se encontraban los “comederos”, los viajeros descansaban en una gran “sala” contigua. En aquella época no existían las posadas ni las hosterías.

Que le alegran (v 14). La palabra griega significa causar alegría o placer a alguien, en este caso a la deidad[2].

 

Materiales utilizados

 

Lucas es un escritor que tiene la costumbre de reformular el material que utiliza, de modo que a menudo resulta difícil rastrear el texto original, palabra por palabra. La mención de la visita de los pastores formaba parte de un relato de los acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús, tal como se contaba en las Iglesias de Judea.

Los elementos esenciales de la narración tradicional eran los siguientes: dos jóvenes de Nazaret de Galilea, María y el hombre con el que está comprometida, José, viajan por alguna razón a Belén de Judea. Como no hay sitio en la sala común, la joven tiene que dar a luz en el establo contiguo. Un ángel anuncia a unos pastores que estaban en el campo que en la ciudad de David ha nacido el mesías (vv 1-14) [3]. Así que éstos deciden ir a Belén para ver qué ocurre. Y, en efecto, encuentran allí a los padres con el niño acostado en un comedero, que es lo que ellos van a contar a la gente de su entorno (vv 15-20).

En los versículos 4-11 pueden encontrarse elementos del relato primitivo (L) utilizado por Lucas, pero no es posible conocer la formulación original.

 

Nacimiento

 

Los relatos de la infancia de Jesús son de los últimos que se escribieron en los evangelios, y valen más por la visión de fe que transmiten que por la historicidad de los hechos que narran. La perícopa lucana es un buen ejemplo, testimonio de la intensa reflexión que tuvo lugar en Judea a partir de la fe en el señorío de Jesús. Puesto que esta fe se expresaba con los colores de la ideología davídica de Jerusalén, en Judea era evidente que Jesús había nacido en Belén, la ciudad de David, y no en una pequeña e insignificante aldea de Galilea.

De hecho, sin embargo, Jesús nació en Nazaret -el lugar que siempre se ha utilizado para identificarlo-, no en un establo sino, presumiblemente, en la pequeña casa de sus jóvenes padres. Y si los mensajeros celestiales hubieran tenido que bajar a anunciar su nacimiento a los pastores locales, seguramente habrían tenido la decencia de hacerlo en términos apropiados para la región, y no en la gloriosa terminología real de la lejana (y poco querida) capital. Así pues, la primera Navidad se vivió en la comarca, en la provincia despreciada del país, en una pequeña aldea remota, en una casita pobre, sin que Dios tuviera nada que decir sobre un destino que dependería de las elecciones de un hombre libre que había sido concebido fuera de la norma.

 

Tradición

 

En cuanto al nacimiento de Jesús, tal como fue narrado en el relato primitivo, Lucas, con sus propias palabras, nos da los siguientes datos que recibió de la tradición:

4 Subió, pues, José de Nazaret de Galilea a Belén, ciudad de David, 5 María, que estaba comprometida con él y embarazada. 6 Y sucedió que, mientras estaban allí, el día del parto se cumplió, 7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo cubrió con lana y lo acostó en un comedero.

 

8 Y en esta región, había pastores que pasaban las vigilias nocturnas fuera para cuidar de su rebaño. 9 Y un mensajero se presentó ante ellos, 10 y les dijo:

11 Hoy, en la ciudad de David, ha nacido el mesías.

 

Merece la pena reflexionar sobre esta perícopa, en dos tiempos, porque en ella se acumulan los escándalos.

La primera sorpresa es que la historia se refiere a una joven pareja de Galilea, una región que Judea consideraba medio pagana, y en particular de Nazaret, un lugar desconocido, donde nadie podía presumir haber nacido. Y, como era de esperar, los dos jóvenes sólo son conocidos por sus nombres de pila: ningún linaje notable, ningún antepasado prestigioso, nada. Luego -esta vez sí que hay escándalo- no sólo la chica está embarazada cuando aún no se han comprometido a cohabitar, sino que tienen la osadía de revelarlo, por no decir alardear de ello, mientras viajan juntos. No es de extrañar, por tanto, que se encuentren obviamente en la miseria, obligados a colocar a su hijo con los animales. La primera parte de la perícopa, sin mostrar emoción alguna, relata un drama cultural protagonizado por dos jóvenes separados de sus familias.

La segunda parte profundiza en el escándalo suscitado por la primera. De hecho, está protagonizada por pastores, personajes con muy mala reputación porque ejercen su profesión fuera de la comunidad y siempre son sospechosos de aprovecharse de las propiedades de sus amos. Ahora bien -doble escándalo-, ¿no es cierto que una revelación divina se dirige a estos forasteros, revelación, además, que proclama la mesianidad del niño concebido en la vergüenza?

Debemos plegarnos ante el genio del escribano que, a la vez que crea dos escenas de historicidad nula, consigue decir del niño apenas nacido cuál será la línea de fuerza de su acción adulta, que descubrirá en los últimos años de su vida:

Q 10,21 Padre, te estoy agradecido por ocultar estas cosas a los sabios y a los grandes y por revelárselas a los pequeños.

 

Los pastores marginales de Lucas -como los despreciados astrólogos de Mateo- aprenden lo que Dios lo que oculta a los grandes.

Queda un último escándalo por comentar, que es nuestro y no pretende ser planteado por el texto. A los lectores de hoy puede resultarles difícil comprender cómo un relato considerado “inspirado” pudo trasladar el nacimiento de Jesús de Nazaret a Belén, y cómo un escritor “inspirado” pudo hacer que un ángel de Dios proclamara una falsedad histórica:

11 Hoy, en la ciudad de David, ha nacido el mesías.

 

Lo que hay que entender es que, para ser aceptable en Judea, la fe, nacida en Galilea, tuvo que introducirse en la cultura de Judea, lo que los escribas de Jerusalén comprendieron al utilizar la terminología política de la ideología davídica para expresar la función de Jesús resucitado, es decir, la expresada por los títulos mesías, señor, salvador, hijo de Dios, rey, gobernante, etc. Estos términos hablaban mucho más a los habitantes de Judea que el del Humano (hijo de hombre) corriente en Galilea.

Una vez que Jesús de Nazaret se convirtió en mesías, según la fe, era natural que sus antecedentes históricos se ajustaran en consecuencia: ascendencia davídica y nacimiento en Belén. Luego, gracias a los contactos de los escribas de Jerusalén con los de la diáspora -contactos que no tuvieron los de Galilea-, la terminología judeocristiana fue adoptada en el mundo mediterráneo, y de ahí al cristianismo. Si uno quiere adaptarse a la mentalidad del Evangelio, debe acostumbrarse a pensar que Jesús nació en Nazaret mientras cree que el mesías nació en Belén.

 

Lucas

 

El evangelista concedió gran importancia a la tradición que tenía ante sí, ya que hizo largas y características adiciones a la misma. La primera se dirige especialmente a Teófilo, la persona importante a la que dirige su relato (1,1). Basándose en su recuerdo de un censo que tuvo lugar en su región más de tres cuartos de siglo antes[4], lo convierte en el motivo del traslado de la joven pareja (v 3).

En efecto, siguiendo la tradición judeocristiana en la que expresa su fe, le parece evidente que Dios haya establecido como mesías a un descendiente de David (v 4), quien sólo habría podido nacer en la ciudad de David. El mensaje de Lucas a Teófilo es, pues, que, para tener el mesías que deseaba, el Dios vivo puso a su servicio al propio divino Augusto provocando así el necesario desplazamiento de una joven pareja.

Teófilo debe aprender que todo ser humano, incluido su emperador, está gobernado por algo Más Grande que él. Y también debe aprender que todo lo importante, a los ojos de Dios, ocurre en la base de la humanidad. Así que si su emperador promulgó su censo fue para que un bebé naciera en Belén de Judea, y fuera acostado en un comedero ya que la sociedad no tenía espacio para él. Contra toda evidencia, la verdadera Historia según el evangelio, tiene lugar en la base de la pirámide social.

En la segunda mitad de la perícopa, Lucas hace todo lo posible para que Teófilo -y todos los posibles lectores de su evangelio- sean conscientes del cambio de actores en la obra de la Historia. Dejando a un lado al emperador, al rey y al sumo sacerdote, el ángel del Señor -el Patrón en persona- se presenta a unos pastores dirigiendo sobre ellos el reflector celestial para hacerles ver bien (v 9), y les hace saber que el “señor-salvador” -o titular del poder supremo- no es Augusto ni su sucesor, ni Herodes ni el sumo sacerdote, sino el hombre en que se va a convertir este bebé, quien morirá crucificado por orden del prefecto nombrado por el emperador.

Es una buena noticia para todo el pueblo que el Poder esté en manos de un hombre procedente de los márgenes de la sociedad. Esto es lo que dice el Dios vivo (vv 11-12), y toda la corte celestial está de acuerdo, por el mayor bien de los que reciben como “buena noticia de gran gozo” (v 11) lo que para los gobernantes del mundo es pura locura (vv 13-14).

Antes de concluir, debo subrayar un aspecto del texto que puede dejar perplejos a los lectores de hoy. Al comienzo de su Evangelio, Lucas atribuye a Dios las siguientes palabras:

11 […] que hoy, en la ciudad de David, ha nacido el salvador, que es el mesías señor.

 

Ahora bien, al principio de los Hechos de los Apóstoles, en la mañana de Pentecostés, el mismo autor hace decir a Pedro:

Ac 2,36 […] señor y mesías, esto es lo que Dios hizo con el Jesús que ustedes han crucificado.

 

Por lo tanto, el escritor es muy consciente de que Jesús fue hecho mesías después de su muerte, y por lo tanto no era un mesías en el momento de su nacimiento. Durante su vida terrenal, el Nazareno nunca pensó en sí mismo como el mesías, y nadie le consideró nunca como tal. Si Pilato se burló de él en el cartel fijado a la cruz, llamándole ” rey de los judíos “, fue porque las autoridades de Judea lo habían presentado como adversario del emperador, con el fin de que los romanos ejecutaran su condena a muerte. En todos los evangelios, cuando se menciona al mesías, se trata de textos formulados por escribas cristianos para sus lectores y no de discusiones o diálogos de contenido histórico. En la primera Navidad, nadie en la historia -ni María, ni José, ni los pastores, ni los astrólogos, ni Herodes- podía sospechar el destino del recién nacido. Una noche de forasteros, insignificante para la Historia.

 

Línea de significado

 

Desde la primera noche, la Navidad se presenta como una ilustración del misterio del sentido de la vida humana.

  1. En un pueblo pobre de una provincia marginada, nace un bebé concebido fuera de la norma. Toda su vida, el niño será considerado ilegítimo. Carpintero analfabeto, se verá empujado a oponerse a los dirigentes locales, que despreciarán a quien, ante sus ojos, no es más que un provocador inculto. Y se desharán de él entregándolo a los ocupantes romanos, presentándolo como un peligroso instigador para que lo ejecuten. Así, morirá desnudo en una cruz, abandonado por todos.

La línea de esta vida traza los contornos del “misterio de la fe”. Es marginal y escandalosa de principio a fin, como consecuencia de las decisiones que le fueron impuestas o que él mismo decidió tomar.  En el relato de Marcos sobre su bautismo, la Voz celestial le declara: “Me he complacido en ti” (Mc 1,11). ¿Quién es este Dios, entonces, que entre los miles de millones de vidas que se han vivido en la historia, es precisamente ésta, escandalosa como pocas, la que le ha complacido? La primera Navidad es el primer punto de la línea que ha trazado un hombre, una línea que se presenta como un desafío insistente Y este cuestionamiento es precisamente la llamada de la fe: ¿qué dirección debo dar a la línea de mi vida, si Dios está como estaba “complacido” con la de Jesús? Navidad provocadora.

  1. La tradición más antigua no es reacia a alinear los escándalos que rodean el nacimiento de un niño concebido fuera de la norma. Y añade uno mayor, el de un Dios que, cuando quiere revelarse, ignora a las autoridades oficiales para darse a conocer ante los marginados. Todo el Poder que emana de él no está en manos de los servidores del sistema, sino en las de un hombre nacido en el escándalo. La primera historia de Navidad dice, pues, dos cosas: el Poder de Dios lo ejerce un marginal, y es en el margen, no en el sistema, donde puede reconocerse.

Es precisamente en estas dos afirmaciones donde el desafío de la fe se hace especialmente difícil de aceptar. En efecto, si empiezo a pensar en lo que piensa el Marginal de la Institución que pretende hacerla suya, o en lo que piensan de ella los marginados de mi sociedad, la autopista de mi vida corre el riesgo de convertirse en una carretera secundaria. Navidad confusa.

  1. A primera vista, la historia de Lucas parece bastante inocua: una joven pareja obligada a viajar para ser registrada, un niño que nace en circunstancias difíciles, un ángel que anuncia la buena noticia de la llegada de un salvador, y luego un montón de ángeles que hablan de paz. En apariencia, nada demasiado comprometedor. Pero bajo estas imágenes idílicas se esconde un tsunami de significado. El emperador, el llamado hombre más poderoso del mundo, acostumbrado a imponer su voluntad y a presentarse como el salvador de la humanidad, sólo ostenta un poder ilusorio.

El verdadero Poder está en otra parte, en el niño que yace en el heno, que será hecho señor y será capaz de dinamizar a los humanos que se le parezcan. Hay algo más imponente que el control de la inteligencia artificial, los algoritmos, el dinero y las armas de destrucción masiva. En el corazón de los humanos, hay un Poder capaz de hacer estallar la burbuja de las ilusiones para hacerles encontrar el camino de su ser convirtiéndoles en marginales respecto a todos los sistemas. Navidad subversiva.

 

Notas:

 

[1] La redacción lucana se muestra en negritas.

[2] Los ángeles de Lucas anuncian la paz a las personas cuyo comportamiento agrada a Dios. Al traducir el final del versículo como “paz en la tierra a los hombres que Él ama”, la Liturgia le da una nota universalista que no tiene.

[3] El resto de los elementos contenidos en el relato original se encuentran en la perícopa que la Liturgia ha decidido que se lea la semana próxima (Año Nuevo).

[4] No se conoce ningún censo que Augusto ordenara realizar en todo el Imperio durante la época de Herodes el Grande (Jesús habría nacido hacia el 8 ó 7 a.C., y Herodes murió en el 4 a.C.).  El único que está bien documentado es el que Quirino ordenó para Siria en el año 6 de la era cristiana.  La memoria de Lucas puede sugerir que era de origen sirio.

 

À PROPOS D’ANDRÉ MYRE

André est un bibliste reconnu, auteur des nombreux ouvrages, professeur retraité de l’Université de Montréal et spécialiste des Évangiles, particulièrement de celui de Marc. Depuis plusieurs années, il anime de nombreux ateliers bibliques.

 

Les opinions exprimées dans les textes sont celles des auteurs. Elles ne prétendent pas refléter les opinions de la Fondation Père-Ménard. Tous les textes publiés sont protégés par le droit d’auteur.

 

Partager :

Síguenos en Facebook

Sigue a la fundación en Facebook para mantenerte informado sobre nuestras actividades, nuestros proyectos y nuestras últimas publicaciones.

Yo suscribo

¿Quieres recibir más contenido?

Suscríbase a nuestra lista de correo y le enviaremos un correo electrónico cada vez que se publique una nueva publicación, es fácil y gratuito.

Yo suscribo