MINUTO DE POESIA

Los palos mensajeros, Tshissinuatshitakana

Par Sophie Archambault

MINUTO DE POESIA

16 abril 2025

Foto de Sophie Archambault

En 2009, Joséphine Bacon dejó su huella en la literatura quebequense con la publicación de este poemario bilingüe. Originaria de la comunidad innu de Pessamit, Bacon comparte su cultura con lirismo y generosidad, tratando de reconciliar a su pueblo con el mundo francófono.

Durante los cinco primeros años de su vida, Joséphine Bacon vivió en el campo según las costumbres y tradiciones de su cultura innu. El seminomadismo, la importancia de la naturaleza, el respeto a sus mayores y la transmisión oral de conocimientos marcaron desde entonces su relación con el mundo, que se convertiría años más tarde en un tema clave de su obra literaria.

El desarraigo de su familia al ser obligada a ingresar en un internado católico habría podido romper por completo sus vínculos con su cultura innu. Pero, aunque el clero le prohibió hablar su lengua materna y la obligó a rendir culto a un Dios que no conocía, la niña consiguió evitar el desarraigo total conversando en secreto con otros niños innus, manteniendo así su lengua viva. Al salir del internado, toda su cultura empezó a aflorar en su interior, hasta llegar a las páginas de sus poemarios. Este libro es su primera recopilación de poemas y un soplo de vida, una reafirmación de la cultura que le habían arrebatado contra su voluntad.

 

Joséphine dejó que el tiempo hiciera su trabajo antes de sentirse preparada para liberar su canto. Tantas historias se han depositado en ella, y con los años se han convertido en el suelo – musgo, nieve, líquenes, huellas de herraduras y raquetas de nieve bien redondeadas, huesos de cabeza de trucha gris – de sus poemas.

Laure Morali, autora del epílogo

 

En su colección, millones de palabras, rostros y vidas se yuxtaponen y entrelazan para celebrar la memoria de la cultura innu, pero también para hacer las paces con el pasado y allanar el camino a días venideros más armoniosos.

 

La conexión con la naturaleza

 

A lo largo de sus poemas, Bacon habla de la naturaleza. En lugar de ser explotada por el ser humano, la naturaleza debe ser su igual. En la cosmogonía innu, el hombre forma parte del universo del mismo modo que todo lo que le rodea. La naturaleza se ve como un todo en el que cada elemento tiene un papel que desempeñar. Pero aún más, el ser humano es visto como un cuerpo en el que cohabitan las diferentes esencias de la naturaleza: “Dibújame el árbol/que eres/Dibújame el río/que has contado/Dibújame el viento/que te ha hecho viajar/Dibújame el fuego/que arde en nosotros” (p. 108).

En este sentido, Bacon describe una naturaleza que se manifiesta tanto fuera como dentro de los innu. Es esta dualidad la que parece permitirles, en última instancia, trascender su humanidad y abrirse a los secretos de la tierra. La poesía de Bacon habla de una relación completamente distinta con la naturaleza, de escucha, empatía, confianza, reconocimiento y respeto: “Papakassik, esta noche/me ofreces tus omóplatos/Esparcidos/Me perdonas/nos libras del hambre/te veo/Mañana, me esperarás/En la tundra”. (p. 48) Vivir en la naturaleza es ante todo coexistir con ella. Si los innu se adaptan a los vaivenes del entorno, la naturaleza les agradece protegiéndoles de los elementos y permitiéndoles sobrevivir.

Pero más que eso, la tierra habla, revela secretos, inicia a los innu. El lenguaje de la tierra se puede aprender, descubrir y sentir. Es un conocimiento que se transmite de generación en generación: “Los antepasados me dijeron/Tu alma soñó mucho antes que tú/Tu corazón escuchó a la tierra”. (p. 34) Así, a través de esta conexión esencial entre el ser humano y la naturaleza, Bacon reafirma la importancia de la tradición oral, de la transmisión de conocimientos entre los mayores y los jóvenes.

A través de sus poemas, la propia Bacon realiza un acto de transmisión. Aunque la autora transmite los conocimientos innus a través de la escritura, su poesía bilingüe también le permite recuperar las tradiciones orales de su pueblo y “revivir la lengua de nutshimit, nuestra tierra, y a través de las palabras, el sonido del tambor sigue resonando”. (p. 8) Si el término “tshissinuatshitakana” se refiere a una práctica nómada en la que los innu dejan palos a lo largo de los senderos del bosque para transmitir mensajes, el poemario de Bacon pretende ser análoga a esta práctica, sembrando palabras aquí y allá que, una vez leídas, mantienen viva la cultura innu.

 

Reafirmar la identidad innu

 

Las consecuencias de la colonización y la asimilación de los innu por los quebequeses siguen siendo hoy en día una fuente de auténtica confusión en la identidad autóctona: “Hijo mío/eres rechazado/te duele/no sabes/quién eres”. (p. 58) Esta confusión identitaria, aunque obviamente perturba al individuo, también socava la propia cultura innu.

En los internados, los innu se ven obligados a aprender francés, a practicar una religión que les es ajena y a cambiar por completo su modo de vida. De este modo, la identidad social de los innu se diluye silenciosamente por el afán colonizador de Quebec, tanto más cuanto que la comunidad innu es “la superviviente de una historia/que no se cuenta”. (p. 82) Como resultado de este genocidio cultural, no sólo se altera su relación con la tierra, se amenaza su memoria colectiva y se desprecian sus tradiciones, sino que no se aborda la situación ni se les ayuda a reconstruirse.

Al escribir esta colección, Bacon pone en escena una tensión constitutiva de la identidad innu, la tensión entre el deseo de luchar por la propia cultura y la desesperación ante la idea de perderla por completo. Los poemas emanan así del paradójico deseo de “paz/que lucha/por su tranquilidad”. (p. 76) Sin pasar por alto los horrores sufridos por el pueblo innu, la poetisa hace de esta colección un lugar de reconciliación donde innus y francófonos pueden intentar comprenderse y convivir mejor. Su poesía crea un verdadero vínculo entre dos mundos diferentes, pero no incompatibles.

 

Saber más sobre la autora

 

Además de poeta, Joséphine Bacon es letrista, narradora, oradora, guionista y traductora-intérprete. Además de su colección de poemas Bâtons à message ((Los palos mensajeros), Tshissinuatshitakana, ha publicado Nous sommes tous des sauvages (Todos somos salvajes), Un thé dans la toundra (Un té en la tundra). Nipishapui nete mushuat, Nin Auass. Moi l’enfant (Yo, la niña) y Kau Minuat, Une fois de plus (Una vez más).

 

ACERCA DE SOPHIE ARCHAMBAULT

Candidata al doctorado en estudios literarios por l’UQAM, Sophie lee y escribe para entender mejor al ser humano, la sociedad, pero sobre todo al mundo en el que vive. Noctámbula, sus lecturas nocturnas sobre la espiritualidad y los fenómenos religiosos han acrecentado su interés por el concepto de lo sagrado. Amante de la naturaleza y sus peligrosas bellezas, la mitología, la historia del arte y todo lo que requiere creatividad, Sophie gusta de encontrarse a sí misma a través de estas pasiones para luego abrirse al mundo que la rodea.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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