LIBROS RECOMENDADOS

Laudato si’, cambiar para salvar al planeta

photo Laurence Gagnon

Par Laurence Gagnon

LIBROS RECOMENDADOS

17 mayo 2023

Foto por Laurence Gagnon

El discurso sobre la importancia de preservar el medio ambiente ha sido retomado, desde mediados del siglo XX, por numerosos pontífices. Por su parte, el Papa Francisco lanza un mensaje actualizado sobre lo que ya es una crisis climática.

Laudato si’ contiene las cartas encíclicas del Papa, cuyo tema es el medio ambiente y la actitud de nuestras sociedades ante el calentamiento global y sus consecuencias. Mientras que los científicos llevan varias décadas dando la voz de alarma, los líderes de las naciones del mundo han hecho más o menos oídos sordos hasta que el Papa escribió estas líneas. Por ello, propone un enfoque diferente, afirmando que la lucha contra el cambio climático requiere un cambio drástico en nuestra estructura social regida por el progreso económico y tecnológico y, a través de él, en nuestros patrones de consumo. Y, por supuesto, examina el papel que debe desempeñar la religión en esta lucha común.

 

Una visión global de la ecología

 

Durante mucho tiempo, los líderes mundiales han intentado abordar a los efectos del cambio climático tratando los síntomas por separado, en lugar de verlo como una cadena de problemas conectados a una causa principal. El Papa afirma que ese enfoque está condenado al fracaso, ya que nadie quiere abordar el origen de la crisis climática: la organización de nuestra sociedad capitalista, para la que el crecimiento económico y tecnológico es primordial.

El Pontífice llega a describir nuestro mundo como una “tecnocracia”, en la medida en que el progreso de la ciencia y la tecnología impera, sin que nadie limite su expansión. Este crecimiento ilimitado repercute en varios ámbitos de la vida humana: la ecología, el equilibrio social, la brecha entre ricos y pobres, entre otros. Todas estas cuestiones están relacionadas, según el Papa, en el sentido de que derivan del mismo problema fundamental, pero también porque repercuten unas en otras. La brecha entre ricos y pobres se agranda por la crisis climática, que hace más escasos ciertos recursos de los que dependen los países en desarrollo; la escasez de materias primas y recursos naturales esenciales para la supervivencia, como el agua potable, provoca conflictos nacionales e internacionales; y así sucesivamente.

Así pues, si el fondo del problema reside en la estructura de nuestras sociedades occidentales, la solución pasa por un cambio de paradigma tanto por parte de los dirigentes como de los ciudadanos.

 

¿Por qué queremos preservar hoy un poder que dejará en la historia el recuerdo de su incapacidad para intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?

(p. 44)

 

Es una cuestión de valentía: la de los políticos que hasta ahora se han negado a tomar medidas lo suficientemente drásticas como para crear un cambio real, por miedo a las consecuencias económicas y sociales; la de los ciudadanos, que juntos tienen el poder de presionar tanto a las empresas responsables de la contaminación -cambiando sus hábitos de consumo, por ejemplo- como a sus representantes locales electos para que regulen el sector industrial y limiten la velocidad del progreso tecnológico.

 

El rol de la espiritualidad

 

Por supuesto, estos cambios de paradigma a nivel nacional requieren un cambio en el pensamiento individual y comunitario: debemos dejar de hacer del progreso la prioridad y volver a poner la vida en el centro de nuestras preocupaciones, si queremos asegurar nuestra propia supervivencia en este planeta, así como la de las generaciones futuras. Para el Papa, esto requiere un retorno a la espiritualidad, a la espiritualidad cristiana.

Aunque la ciencia ofrece una explicación objetiva de los efectos del cambio climático, no ofrece una orientación moral y social para cambiar nuestra forma actual de pensar, que es el origen de la crisis actual, asegura el Papa. Este es el papel de la religión: la religión y la ciencia deben trabajar conjuntamente, puesto que sus áreas de especialización se complementan.

El Papa Francisco critica a nuestras sociedades capitalistas por su individualismo: demasiado centrados en nosotros mismos, no podemos ver las consecuencias de nuestras acciones tanto en los demás como en el clima. Esta es, según él, la raíz del problema que la religión puede ayudar a resolver. El cristianismo preconiza valores más colectivos, más atentos al destino de los demás, que nuestra sociedad actual. La razón es que el progreso moderno ha relegado a un segundo plano la vida espiritual e interior, lamenta el Pontífice. Llenamos nuestro vacío interior con un consumo excesivo.

 

La espiritualidad cristiana propone el crecimiento a través de la sobriedad y la capacidad de disfrutar de poco.

(p. 155)

 

Naturalmente, el ámbito de competencia del Papa es el cristianismo. Sin embargo, se puede argumentar que esto también es cierto para otras religiones o sistemas de creencias. Por tanto, una mejor salud espiritual garantizaría una sociedad más equilibrada, más en sintonía con sus semejantes y su entorno.

Al ofrecer una visión general de los datos científicos sobre el cambio climático, el Papa Francisco parece intentar informar a quienes quizá no estén al tanto de la situación actual; al hacer sus palabras más accesibles y ordenadas, facilita la comprensión de la urgencia de la situación y de las formas de remediarla.

En la medida en que la religión en general proporciona un marco no sólo para la vida espiritual, sino también un sistema de valores y un determinado orden social, el Papa plantea sin duda la importancia que el cristianismo puede desempeñar a la hora de animar a sus seguidores a participar en esta lucha por un clima sostenible. Pero los puntos que plantea pueden aplicarse a cualquier otra religión o sistema de creencias, ya que vuelve a centrar nuestra visión del mundo en la vida humana, dando prioridad a las relaciones, a la empatía con los demás y a los lazos que nos unen entre nosotros y con nuestro entorno.

El respeto a la vida debe ser global, ya que, de acuerdo con el Papa, los seres humanos somos tan parte de la creación como la tierra que nos sustenta. El destino del planeta es también nuestro destino; cuidar de él es cuidar de la raza humana.

 

Alabado seas. La carta encíclica Laudato si’: sobre el cuidado de la casa común, fue publicada en español en 2016 por Patagonia Books.

 

ACERCA DE LAURENCE GAGNON

A Laurence siempre le ha apasionado la literatura. Maestra en lengua y literatura francesas por la Universidad McGill, le interesa lo que los textos literarios pueden decir sobre el ser humano y su relación con el mundo. Curiosa por naturaleza, Laurence disfruta aprendiendo sobre diferentes culturas, su modo de ver la espiritualidad y sus relaciones con la comunidad. Sus pasatiempos van desde caminar por el bosque hasta el cine japonés, la literatura de las Primeras Naciones y la música clásica.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

Partager :

Síguenos en Facebook

Sigue a la fundación en Facebook para mantenerte informado sobre nuestras actividades, nuestros proyectos y nuestras últimas publicaciones.

Yo suscribo

¿Quieres recibir más contenido?

Suscríbase a nuestra lista de correo y le enviaremos un correo electrónico cada vez que se publique una nueva publicación, es fácil y gratuito.

Yo suscribo