EVENTOS

La Victoria del Amor celebra 30 años

Par Sophie Archambault et Miriam Castro

EVENTOS

25 junio 2025

Foto de Miriam Castro

El 24 de mayo se celebró, en el Centre Vidéotron, el 30 aniversario de la emisión del programa La Victoire de l’Amour (La Victoria del Amor), transmitido por la cadena TVA. Para la ocasión, varios ponentes se reunieron para lanzar mensajes de fe, mientras que las voces de varios artistas transmitían la alegría del acontecimiento.

Fundada por Sylvain Charron, La Victoire de l’Amour tiene como misión proclamar el Evangelio compartiendo testimonios de esperanza y luz. A lo largo de los años, el programa se ha convertido en un auténtico espacio para el intercambio espiritual, presentando historias de vida inspiradoras y palabras de esperanza que invitan a los espectadores a acercarse a Dios.

Así pues, los participantes pudieron vivir una prolongación de esta misión durante el evento, ya que varios oradores subieron al escenario para relatar sus pruebas y sus conmovedores encuentros con Dios. Este gran encuentro fue una oportunidad no sólo para poner de relieve la longevidad de un programa que es valioso para tantos creyentes, sino también para recordar a todos que La Victoria del Amor se mide no sólo en términos del número de emisiones – ¡9,218 en el momento del evento! – sino en las vidas que se han tocado, salvado y transformado.

Los participantes escucharon las palabras inspiradoras de oradores como Sylvain Charron, Stéphane Roy, el capellán de cárceles, Martin Larocque, el padre Gauthier, Claire Jacques, Víctor, David Bernard y la Hermana Angèle, así como las emotivas canciones de artistas invitados como Mélissa Bédard, Michèle Torr, Patrick Norman, Nathalie Lord y Guylaine Tanguay.

 

La presencia de Dios en la vulnerabilidad humana

 

Lejos de presentar a un Dios lejano o inaccesible, los ponentes esbozaron en cambio el rostro de un Dios íntimo, que acompaña al ser humano no sólo en su felicidad, sino también -y quizá, sobre todo- en sus heridas y en las pruebas que atraviesa. Sylvain Charron, creador de la emisión, es un testigo elocuente de ello: recordó que la inspiración para el programa le llegó cuando atravesaba un periodo de gran angustia. Pero optó por creer que un proyecto enraizado en Dios podía convertirse en un paso hacia su propia curación y, por extensión, la de muchos otros. Treinta años después, podemos ver que esta intuición llevaba consigo una promesa de fe capaz de alcanzar, acompañar y consolar a cada espectador.

Así nos lo recordaba también el abad Stéphane Roy, capellán de prisiones, cuando afirmaba que Dios no reside en una abstracción celestial, sino en el corazón de quienes creen en Él. “Dios está aquí porque ustedes están aquí”, dijo a los asistentes, subrayando que la presencia divina acompaña a todos los seres humanos, incluso tras las rejas. En estos lugares especiales, Dios se acerca a través de la fe de quienes le invocan. Él sostiene a los presos, los levanta y les ofrece un amor incondicional que puede abrirles el camino hacia una libertad interior: una libertad que puede llegar a ser transformadora, profundamente redentora.

¿Y qué decir del exboxeador David Bernard, que sintió la presencia divina en pleno combate, cuando su cuerpo estaba al límite y todo parecía perdido? Justo cuando su entrenador le sugería que se rindiera, oyó una voz: “David, no estás solo, estoy contigo. Te estoy forjando a través del fuego de la adversidad. Te estoy enseñando el valor. Sigue adelante”. Animado por una nueva fe y una motivación renovada, David gana su batalla, porque, afirmó, “nunca se trata de cómo empieza, sino siempre de cómo acaba”.

Pasemos por lo que pasemos, nunca estamos solos. Todos los oradores lo afirmaron: Dios nos ama, y está con nosotros. No espera a que seamos fuertes para hacerse presente. Se hace presente en nuestras debilidades, tristezas y soledades, no para borrarlas, sino para darles nueva luz. Este principio está en el corazón mismo de La victoria del amor, y ésta es quizá su mayor victoria: recordarnos a todos que Dios sigue siendo una presencia fiel y amorosa, más fuerte que cualquier desesperación.

 

El amor como misión

 

Si hay una convicción que impregnó todos los testimonios de esta jornada de celebración, es que el verdadero amor divino, cuando se experimenta y se acoge plenamente, no puede permanecer en silencio. Busca por todos los medios expresarse, darse, transmitirse. No es sólo personal, sino profundamente universal: aunque se experimenta íntimamente, trata de traspasar las fronteras del yo para llegar a los demás, al mundo, a todos los que tienen sed de él, a veces incluso sin saberlo.

Varios oradores contaron cómo, tras haber sido transformados por el amor de Dios, sintieron la urgente necesidad de dar testimonio de esa presencia que tanto les había conmovido. Este fue el caso del padre Gauthier, que comenzó hablando de su pasado de “chico malo”, del que fue salvado por la misericordia de Dios. Para el orador, la misericordia de Dios no se limita a la curación interior. Nos envía a una misión. Según el padre Gauthier, ser tocado por esta misericordia es también metamorfosearse hasta tal punto que resulta imposible guardar silencio. Sintió entonces la llamada urgente a decir que este amor es victorioso, que cambia las vidas, que levanta a los que están abatidos, que cura, que salva. Este programa le permite responder a esta llamada y convertirse en portador de la misericordia que él mismo ha recibido, y vivir así plenamente un doble papel: el del que difunde el amor y el del que da testimonio de él.

La audiencia también pudo escuchar a Víctor, un joven creyente comprometido con las redes sociales. Tras comprender el alcance y el significado del amor divino, él tampoco podía permanecer callado. Al darse cuenta de la falta de contenidos católicos en las plataformas digitales, Víctor decidió hablar en la red. Ahora utiliza las redes sociales como espacio para dar testimonio, proporcionar información y compartir su alegría por creer en Dios, con la esperanza de congregar otros corazones en torno al amor de Dios.

Al final del evento, los participantes estaban encantados, pues acababan de asistir a un auténtico festín espiritual: nutritivo tanto para el corazón como para la fe.

 

ACERCA DE SOPHIE ARCHAMBAULT Y MIRIAM CASTRO

Sophie es candidata al doctorado en estudios literarios en la UQAM. Le encanta explorar los aspectos humanos, sociales y sagrados a través de la escritura y la lectura. Miriam, por su parte, es una apasionada de los viajes y el descubrimiento cultural. Realizó un máster en comunicación en la UQAM y dirige la Fundación Padre Ménard, al mismo tiempo que se esfuerza por encontrar un equilibrio entre sus compromisos profesionales, la meditación activa y el tiempo que pasa con sus seres queridos.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

Partager :

Síguenos en Facebook

Sigue a la fundación en Facebook para mantenerte informado sobre nuestras actividades, nuestros proyectos y nuestras últimas publicaciones.

Yo suscribo

¿Quieres recibir más contenido?

Suscríbase a nuestra lista de correo y le enviaremos un correo electrónico cada vez que se publique una nueva publicación, es fácil y gratuito.

Yo suscribo