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El todo trasciende la suma de sus partes, que se armonizan milagrosamente, como la relación entre el Sol y la Luna, que suele parecernos un simple hecho y, sin embargo, ¡transforma por completo cada uno de nuestros días!
El universo es un todo unificado y equilibrado, de lo contrario sería el caos. Lo mismo ocurre con nuestro propio organismo, que es en sí mismo un universo, el nuestro, a partir del cual se manifiesta la vida. Este universo, único para cada uno de nosotros, es también un todo unificado y equilibrado, de lo contrario sería una enfermedad. Está formado por multitud de componentes que se unen en un todo maravillosamente organizado, una armonía que se traduce en lo que llamamos “salud”.
Al igual que el universo cósmico tiene sus ciclos, el nuestro también tiene los suyos, ya que estamos familiarizados con los ciclos de un día que comienza con el despertar y termina con el soñar, y todo vuelve a empezar.
La vida es una excelente maestra; si no aprendemos sus lecciones, nos las repite. La evolución de cada uno de nosotros se caracteriza por alegrías, penas, sobresaltos…, una variedad de experiencias que nos individualizan. La vida se abre camino y refleja su saber hacer de distintas formas.
La aparición del Homo sapiens
No hace falta decir que la extinción de los dinosaurios fue un acontecimiento excepcional. Los dinosaurios, tiranosaurios, etc., formaron un imperio con el que ningún imperio babilónico, romano u otomano podría haber rivalizado. Resulta difícil imaginar la existencia del Homo sapiens entre las familias de reptiles gigantescos, poderosos y feroces. El advenimiento de nuestra especie fue muy diferente, con sus diminutas dimensiones físicas y otros poderes, como la conciencia y las facultades cognitivas.
El descubrimiento del fuego por el Homo sapiens le proporcionó una enorme ventaja sobre los demás mamíferos del orden de los primates. Al controlar el fuego, obtuvo una fuerza esencial para realizar diversas tareas o actividades. Más cerca de nosotros, los Sapiens aprendieron a utilizar su energía para propulsar un barco. Al aprender a transformar la energía natural, creó el poder de la bomba atómica.
Sapiens se diferenció gracias al lenguaje y creó un mundo compuesto por dos realidades: a) la realidad natural, es decir, la de los bosques y los animales, y b) la realidad humana, es decir, la de las comunidades, las naciones, los dioses. La ficción y los sueños le permitieron trascender esta realidad natural. Aún hoy, vive la ficción de trascender la realidad natural de los límites de su cuerpo físico creyendo que puede seguir el camino del superhombre o de los dioses.
Sueña con resolver de una vez por todas el enigma de la vida y someter el ecosistema a sus caprichos. Pero en su afán por adueñarse del mundo a través de las nuevas tecnologías, Sapiens está atentando gravemente contra su hábitat natural y provocando la extinción de otras muchas especies. Sus métodos de extinción son menos radicales que el choque de un asteroide, pero pueden considerarse excesivos.
Extracto de Nos héritages et la condition humaine, de Pierre Brulé y Denis Gauthier, Presses Inter Universitaires, 2022, p. 12 y 14. Reproducido con permiso de los autores.
ACERCA DE DENIS GAUTHIER Y PIERRE BRULÉ
Denis es filósofo y Pierre, psicólogo. Ambos tienen un MBA realizado en universidades del Quebec. Se conocieron durante un curso de filosofía en la Université du Québec à Trois-Rivières y son coautores del libro “Vernos de forma diferente: La conciencia y su poder”. Amantes de la naturaleza, de los seres humanos y de los desafíos, se lanzaron en la aventura de escribir juntos esta crónica espiritual.
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