CORREO DEL LECTOR

La democracia en las Santas Escrituras

Par Benjamin Ébodé

CORREO DEL LECTOR

17 septiembre 2025

Foto de Phil Scroggs / Unsplash

El intercambio y el debate con nuestros lectores forman parte de nuestra misión y son muy importantes para nosotros. En esta sección, seleccionamos una de sus preguntas y la respondemos. ¡Escríbanos!

Un lector plantea la siguiente pregunta: ¿Puede la Iglesia conciliar su misión espiritual con los principios de la democracia moderna? El texto que aparece a continuación, que redacté y publiqué en junio de 2025 en el blog Chemins franciscains (Caminos Franciscanos), ofrece una respuesta.

 

Los valores democráticos son universales. El ejemplo de Jesús sigue siendo para todas las personas en el poder un modelo por excelencia de democracia al servicio del bien común.

Hablar de democracia hoy en día no es algo sencillo. A la vista de los abusos que a veces se cometen en su nombre, cabe plantearse algunas preguntas: ¿tenemos todos la misma comprensión y visión de la democracia? ¿Cuáles son los valores que sustentan la verdadera democracia? ¿Cuáles serían sus fundamentos bíblicos? Para responder a estas preguntas, nuestra reflexión se inspirará en los textos bíblicos en los que se desarrolla la antigua práctica de la democracia.

 

Los fundamentos bíblicos de la democracia

 

Antes de que se conociera la palabra democracia, la práctica de ésta ya existía en el contexto bíblico. A pesar de que algunas estructuras políticas de las Sagradas Escrituras son de naturaleza monárquica o teocrática, varios principios de la Biblia coinciden con los valores democráticos: la justicia, la igualdad, la participación de los ciudadanos, el respeto de la dignidad humana, la inclusión, la libertad de expresión con respeto hacia los demás, la igualdad de oportunidades y el buen gobierno. Cabe señalar que varios pasajes de las Sagradas Escrituras ponen de relieve la resolución democrática de los conflictos o de las cuestiones que pueden dar lugar a ellos.

En el libro del Génesis, la Palabra divina subraya la dignidad del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1, 26-27). Este principio es fundamental para toda democracia que se precie; dicho principio, que se basa en la igualdad fundamental de todos los ciudadanos, se encuentra sin ambigüedades en el corazón de la democracia moderna, que pone de relieve el respeto y la valoración de cada individuo.

En el libro del Éxodo (Éx 18, 19-20), Moisés, siguiendo la recomendación de su suegro Jetro, establece un sistema de jueces para gobernar al pueblo, lo que permite a este último participar en la administración de la justicia. De este modo, vemos que en el Antiguo Testamento la participación del pueblo en el gobierno es una realidad. Aunque los israelitas fueron a menudo gobernados por reyes o jueces, también hay ejemplos de decisiones colectivas o principios que implican una forma de participación popular.

 

La visión democrática de Jesús

 

En su misión, Jesús nunca abogó claramente por una democracia en el sentido moderno, sin embargo, hizo hincapié en un modelo de liderazgo al servicio de los demás, con humildad y respeto mutuo, que son valores esenciales de cualquier sistema democrático. En los evangelios (Mt 20, 24-28; Mc 10, 42-45; Lc 22, 24-27), Jesús enseña a sus discípulos que la verdadera grandeza no reside en los puestos prestigiosos, en la dominación, en el amor al poder, sino en el servicio a los demás. En efecto, para él, “el que quiera ser grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes será el esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10, 43-45). Este modelo de liderazgo, basado en el servicio más que en la dominación, es un valor que resuena con el concepto democrático de la responsabilidad de los dirigentes hacia sus ciudadanos.

El nombramiento de los primeros diáconos y el Concilio de Jerusalén constituyen sin duda los acontecimientos más reveladores que muestran el carácter democrático de la gestión de los conflictos en el Nuevo Testamento.

 

La institución de los primeros diáconos (Hch 6,1-6)

 

Se produce en un contexto de discriminación. En efecto, en la Iglesia primitiva, el aumento exponencial de los adeptos a la fe cristiana complica la gestión material de los bienes; los griegos se quejan en voz baja de que las viudas de su grupo se ven perjudicadas en el servicio diario de las comidas. Alertados, los apóstoles reunieron a la comunidad y le pidieron que designara a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría para que se dedicaran a la distribución equitativa de las comidas diarias. Los siete diáconos designados fueron aprobados por el grupo de los apóstoles.

Esta elección comunitaria de los diáconos muestra claramente que la democracia ya estaba en marcha en la Iglesia primitiva, ya que a través de esta forma de gestionar los conflictos se desprenden los valores democráticos de justicia y equidad, caridad, reparto de responsabilidades y descentralización del poder. Nuestros gobernantes actuales deberían inspirarse en esta forma apostólica de hacer democracia, sin decirlo.

 

El concilio de Jerusalén (Hch 15,1-29)

 

Uno de los momentos clave de la Iglesia primitiva, relatado en los Hechos de los Apóstoles, es el concilio de Jerusalén. Se trata, en efecto, de la primera gran asamblea eclesial en la que los apóstoles y los ancianos se reunieron para resolver un conflicto de orden doctrinal.

La cuestión que se había planteado y que había provocado esta gran reunión era si los paganos convertidos al cristianismo debían observar la ley judía de la circuncisión. Los acalorados debates y discusiones en torno a esta cuestión inspiraron a Pablo y a Bernabé a viajar a Jerusalén para plantear el problema a los apóstoles reunidos. La estructura de esta gran reunión fue la siguiente: debates, escucha y comunicado oficial. El comunicado final del Concilio de Jerusalén supuso un gran alivio para los paganos. En dicho comunicado, la búsqueda común de una solución prevaleció sobre los intereses partidistas.

 

Conclusión

 

A la luz de lo anterior, podemos afirmar que la democracia ya se practicaba de la mejor manera posible en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, a pesar de que, en general, los regímenes gubernamentales de la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, eran de naturaleza teocrática o autocrática. Sin saberlo, se recurría a la democracia para gestionar los conflictos y respetar los derechos y la dignidad de las personas.

Al examinar de cerca la situación actual del mundo, observamos que no todos los gobernantes del mundo moderno comparten la misma comprensión y visión de la democracia, ya que esta adquiere un matiz diferente de un país a otro, de un pueblo a otro. Sin embargo, los valores democráticos siguen siendo universales. El ejemplo de Jesús sigue siendo para todas las personas en el poder un modelo por excelencia de democracia al servicio del bien común.

 

ACERCA DE BENJAMIN ÉBODÉ

En agosto de 2022, Benjamin fue elegido secretario y consejero general de la Sociedad de los Misioneros de los Santos Apóstoles. De 2016 a 2022, ocupó diversos cargos, incluido el de rector, en el Santuario María Reina de los Corazones de Chertsey. Actualmente forma parte del Consejo de Administración de la Fundación Père-Ménard.

 

Las opiniones expresadas en los textos son las de sus autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fondation Père-Ménard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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