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En el nombre de Jesús

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Par Yvon Pomerleau

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23 marzo 2022

Foto por Claudio Schwarz / Unsplash

Un proverbio ruandés dice que “el nombre es la persona”. En Ruanda, al menos en la Ruanda tradicional, todo el mundo tiene un nombre personal que no es el de su padre, sino un nombre que se elige en referencia a un acontecimiento o que expresa un deseo para el recién nacido.

Pienso en el nombre de un hermano dominicano que conozco bien: Nsengiyumva. Este nombre no se traduce como “San Guillermo”, como a él le gusta hacer creer. El nombre Nsengiyumva tiene un significado profundamente religioso, pues significa “rezo a Dios que escucha”.

Para cada uno de nosotros, el nombre es importante y suena de una forma especial en nuestros oídos. En el bullicio de las conversaciones en la mesa, si alguien dice mi nombre, aunque sea en voz baja, enseguida agudizo el oído para saber si está diciendo cosas buenas o malas de mí.

Cuando conocemos a un desconocido, la primera pregunta es “¿cómo te llamas? Todos los formularios que nos piden que llenemos comienzan inevitablemente con la doble pregunta: apellido y nombre. Nuestro documento de identidad es, ante todo, nuestro nombre.

Para Jesús, nacido en el seno del pueblo judío, el nombre tiene una gran importancia. Fue el ángel del Señor quien dijo a María: “He aquí que concebirás y darás a luz un hijo y lo llamarás Jesús”. Fue el día de la circuncisión cuando “el niño recibió el nombre que el ángel le había dado antes de ser concebido en el vientre de su madre”.

 

En su nombre

 

La misión de Jesús es proclamar la salvación de Dios en palabra y obra. De ahí la importancia de las curaciones en su ministerio. Jesús es reconocido en su entorno como sanador y confiará a sus discípulos la continuación de su misión. Anunciar la Buena Nueva es proclamar el nombre de Jesús.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles leemos: “Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba la buena nueva del reino y el nombre de Jesucristo, se bautizaron hombres y mujeres” [Hechos 8:12]. Cuando a los primeros apóstoles que acababan de realizar una curación se les preguntaba: “¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho esto?” Pedro respondió: “Por el nombre de Jesucristo el Nazareno (…) por su nombre y por ningún otro, este hombre regresa ante ustedes curado” [Hechos 4].

San Pablo, en su carta a los Colosenses, extenderá el papel del nombre de Jesús a toda acción cristiana: “Todo lo que digan o hagan, háganlo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” [Col. 3, 17].

A principios de enero se celebra la fiesta del Santo Nombre de Jesús. La antífona de entrada de este día está tomada de la carta a los Filipenses: “En el nombre de Jesús, que toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el infierno, y que toda lengua proclame: “Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

 

ACERCA DE YVON POMERLEAU

Después de más de treinta años como misionero en Ruanda, donde vivió la violencia del genocidio, y como asesor del Superior de la Orden de Predicadores en Roma, fue prior provincial de los Dominicos de Canadá de 2002 a 2010. Amante de la naturaleza y del otro, Yvon participa, entre otras cosas, en el desarrollo del Hogar del Mundo, un refugio para solicitantes de asilo y refugiados en Montreal.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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