Cuando visito Perú, siempre tengo el placer de conocer a personas con un corazón de oro. Las personas que trabajan en el Hogar San Pedro son generosas porque trabajan para ayudar a sus semejantes a recuperar la salud y la esperanza perdidas.
Me gustaría hablarles de una mujer extraordinaria llamada Eloysa Guadalupe Capcha, a la que todos llaman “Elo”. Ella es la encargada de la farmacia del Hogar San Pedro. Casada y orgullosa madre de Jeancarlo, profesor universitario. Ella ha trabajado duro para que su hijo pueda acceder a las mejores oportunidades de la vida. Eloysa es pequeña, pero les aseguros que es una fuerza de la naturaleza.
Nuestra conversación tiene lugar en la farmacia, donde estamos rodeadas de antibióticos, antihistamínicos, analgésicos, corticoides, diuréticos y multivitamínicos. Hemos sido interrumpidas varias veces porque la gente se acerca a Eloysa para pedirle medicamentos, vitaminas o vendas. “Lo siento, pero viene a buscar medicinas para su padre, que lleva unos días enfermo. No tardaré mucho”, se disculpa Eloysa mientras avanza entre las estanterías.
Eloysa en la farmacia
Ha trabajado en el Hogar San Pedro durante 39 años y conoció al padre Eusebio Menard.
Los principios y las enseñanzas del padre Ménard están en mi corazón. Él siempre decia que cada persona es importante
Eloysa
Primero fue contratada como asistente de enfermeras. Su atención al detalle, su dinamismo y sus ganas de aprender no pasaron desapercibidos. “Hace 11 años, el padre Jean-Braconin Kasiama, M.S.A., cuando era director del Hogar, me dio la oportunidad de trabajar como responsable de la farmacia. Conocía mi forma de trabajar y me ofreció el puesto. Me encanta mi trabajo”, afirma Eloysa.
Mientras recorremos la farmacia, se enorgullece de mostrarnos las estanterías donde coloca los medicamentos en un orden preciso. Con gran cuidado, ella se ocupa de rotar los productos para evitar que se desperdicien, respetando las respectivas fechas de caducidad.
Distribución des despensas durante la Jornada Médica del Hogar San Pedro
Cada año, gracias al trabajo de los voluntarios y empleados de la organisación quebequense Colaboración Salud Internacional (CSI), el Hogar San Pedro recibe medicamentos, vitaminas, pañales y artículos médicos. Los recursos financieros de este obra de caridad son muy limitados.
Además, la crisis económica en Perú afecta sobre todo a las organizaciones que necesitan donaciones para sobrevivir. Cuando la gente no tiene mucho dinero, tiende a dar menos, lo cual es normal.
Además de lo que hago en la farmacia, toco puertas buscando donaciones de guantes, vendas estériles, mascarillas y pañales para ayudar a la economía del Hogar. La gente es realmente generosa cuando le tocas el corazón.
Eloysa
La farmacia del Hogar San Pedro está abierta al público de lunes a viernes de 11 a 19 horas. Los medicamentos se venden a un precio más bajo o se dan gratuitamente, si la persona se encuentra en una situación precaria.
Además de dirigir la farmacia, Eloysa encuentra tiempo para ayudar a organizar y dirigir eventos de recaudación de fondos para apoyar la misión humanitaria del Hogar San Pedro. “No cuento las horas pasadas en el trabajo. Si quiero, puedo quedarme y colaborar más. He sido bendecida por la vida y por Dios y doy a los demás un poco de lo que he recibido”, dice Eloysa con una sonrisa sincera.
Con uno de los residentes del Hogar San Pedro
ACERCA DE MIRIAM CASTRO
Apasionada por los viajes y las nuevas culturas, Miriam decidió instalarse en Quebec y obtuvo un máster en Comunicación en la UQAM, mientras trabajaba como directora de la Fundación Padre Menard. Cuando no está corriendo para hacer su meditación en movimiento, lee, ve series o comparte una buena comida con la gente que quiere.
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