Foto de Laurence Gagnon
Este libro, escrito por Eckhart Tolle en 1997, se presenta como una guía para el despertar espiritual. Se trata de un diálogo entre un lector potencial, que busca la ayuda de un maestro espiritual, y el autor, que intenta explicarle cómo escapar del yugo de lo que él denomina «la mente», es decir, nuestros pensamientos y reflexiones orientados hacia el pasado y el futuro.
Básicamente, la obra aboga por adoptar una actitud de presencia en el momento presente, lo que se acerca a las enseñanzas de varias grandes religiones del mundo, pero también al psicoanálisis, la psicología y la filosofía. La puesta en práctica de estas enseñanzas se asemeja a la meditación, en la medida en que nos exhorta a estar presentes en nosotros mismos y a abrirnos a las sensaciones, a nuestro entorno, sin la interferencia de nuestros pensamientos o de cualquier razonamiento intelectual.
Tolle pasó los primeros veintinueve años de su vida luchando contra la depresión, hasta que un día vivió un fenómeno que él describe como una iluminación y que le proporcionó una gran paz interior. A partir de esta experiencia, en su libro ofrece pistas que pueden ayudar a las personas a alcanzar este estado de plena conciencia.
Liberarse del dominio de la «mente»
El objetivo de la obra es guiar al lector en su viaje espiritual hacia lo que Tolle denomina el Ser, es decir, nuestra esencia divina, nuestro yo más profundo, aquel que no se ve influido ni por nuestros pensamientos ni por el entorno social, geográfico y cultural en el que evolucionamos. Y para alcanzar ese Ser, debemos liberarnos del yugo de nuestra mente: nuestros pensamientos, nuestra lógica, nuestra razón, pero también nuestros prejuicios y sesgos sociales.
La iluminación es encontrar tu verdadera naturaleza más allá de cualquier nombre y forma.
p. 10
El hecho es que, en nuestra sociedad, nuestros pensamientos nunca callan, y eso es lo que causa la mayoría de los males psíquicos que padecen los seres humanos: ansiedad, depresión, malestar generalizado. Es lo que Tolle denomina el “cuerpo del sufrimiento”. Damos tanto valor a nuestro proceso mental que lo convertimos en parte de nuestra identidad, lo que nos aprisiona en ese cuerpo de sufrimiento del que es difícil escapar. Por lo tanto, se trata de dejar de identificarnos con nuestra mente, que Tolle considera una especie de pantalla, formada “por conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que impiden cualquier relación verdadera” (p. 13) con nuestro yo más profundo, pero también con el mundo y con los demás.
La mente no es una herramienta disfuncional en sí misma, es una herramienta maravillosa. La disfunción se instala cuando buscas tu yo en ella y la tomas como tuya. Entonces se convierte en el ego[1] y toma el control total de tu vida.
p. 46
Para dejar de identificarnos con la mente, debemos identificar nuestros procesos mentales mientras actúan sobre nosotros: observar nuestros pensamientos nos permite distanciarnos de ellos y así conseguimos silenciarlos.
En cierto modo, dejar de identificarnos con la mente significa dejar de pensar teniendo en cuenta el pasado y el futuro; es reconocer que el tiempo es, para el Ser, una ilusión. Solo cuenta el momento presente, ya que nuestro yo profundo solo existe el “ahora”.
Aprovechar el momento presente
Según Tolle, una vez que nos liberamos del control de nuestra propia mente, utilizándola como la herramienta que es en lugar de dejarnos utilizar por ella, alcanzamos la capacidad de vivir realmente en el momento presente. Liberados de nuestros pensamientos, nuestra mente está disponible para sentir: ya sea nuestra propia energía vital o la del mundo que nos rodea, alcanzar la plena conciencia abre nuestra mente a una experiencia que trasciende el pensamiento y el razonamiento. De esta manera, nos acercamos a la iluminación de la que habla Tolle.
El eterno presente es el crisol en el que transcurre toda tu vida, el único factor constante. La vida es ahora.
p. 47
Las técnicas propuestas por Tolle para alcanzar el Ser a través del momento presente se asemejan en general a diversas formas de meditación y consisten en centrarse en nuestro interior, nuestra energía vital, el lugar que ocupamos en el mundo y cómo este se nos manifiesta. Se trata de comprender que estamos conectados con el “Gran Todo” divino, inmaterial y atemporal que es la existencia en sí misma, es decir, lo que Tolle llama lo “no manifiesto”:
Si permaneces conscientemente en contacto con lo no manifiesto, valoras, amas y respetas profundamente lo manifiesto y cada una de sus formas como expresión de lo Uno más allá de la forma.
p. 133
Estar en simbiosis con el presente, en lugar de pensar a través del prisma del pasado y del futuro, nos permite alcanzar un estado de calma, ya que dejamos de anticipar lo que vendrá, tanto en sentido positivo como negativo, y también dejamos de referirnos al pasado, ya sea con nostalgia positiva o negativa.
Vivir el ahora es el primer paso hacia la iluminación; el siguiente consiste en considerar el presente sin juicios positivos o negativos y aceptarlo como algo que “es”, simplemente. Esto es lo que nos permite luego soltar y encontrar la paz interior.
La obra de Eckhart Tolle, un clásico en el ámbito del crecimiento personal, sin duda aporta técnicas y enseñanzas que pueden aliviar a quienes lo necesitan. Se dirige principalmente a un público que no tiene ningún conocimiento en el ámbito de los procesos psicológicos y espirituales que tienen como objetivo el bienestar y lo que él denomina la iluminación; desde este punto de vista, se trata de una obra básica que tiene la ventaja de optar por la neutralidad religiosa e ideológica.
Dicho esto, se pueden formular varias críticas al libro El poder del ahora: su falta de actualidad y sensibilidad hacia la diversidad de géneros, clases y capacitismo, o incluso su ocasional banalización del sufrimiento, entre otras. Esta obra, basada en la experiencia personal del autor, cae a veces en un universalismo ilusorio, donde el término de autoayuda cobra todo su sentido. Las enseñanzas del libro han ayudado al propio Eckhart Tolle, pero ¿son un camino a seguir igualmente eficaz para todos? No hace falta decir que probablemente no sea así; sin embargo, cada uno podrá sacar provecho de ella, en mayor o menor medida, siempre que tome algunos elementos con cautela.
A pesar de todo, la enseñanza general que se puede extraer de este libro, la de estar más atento, más anclado en el momento presente e intentar liberarse del flujo incesante de pensamientos, característico de nuestra sociedad moderna, es evidentemente un buen punto de partida para cualquiera que intente mejorar como individuo, al tiempo que busca una simbiosis más profunda con el mundo.
Nota:
[1] Lo que Tolle entiende por “ego” es una imagen falsa de uno mismo basada en la mente que impide la identificación con nuestro yo más profundo.
ACERCA DE LAURENCE GAGNON
A Laurence siempre le ha apasionado la literatura. Maestra en lengua y literatura francesas por la Universidad McGill, le interesa lo que los textos literarios pueden decir sobre el ser humano y su relación con el mundo. Curiosa por naturaleza, Laurence disfruta aprendiendo sobre diferentes culturas, su modo de ver la espiritualidad y sus relaciones con la comunidad. Sus pasatiempos van desde caminar por el bosque hasta el cine japonés, la literatura de las Primeras Naciones y la música clásica.
Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.



