Foto por Miriam Castro

Este libro cuenta la historia de un relato ficticio imaginado por Fernand Patry. Todo inicia con el descubrimiento de 14 cartas escritas del puño y letra de María Magdalena, que da origen a una relectura contemporánea del mensaje de Jesús y del cristianismo.

La historia comienza con la interrupción de la ordenación sacerdotal de Sébastien Perron, un joven dominico de Quebec especializado en exégesis bíblica por la Escuela Bíblica de Jerusalem. El Vaticano ha ordenado directamente la anulacion del evento, pues le reprocha a Sébastien que con su conducta “ha estado a punto de empañar la reputación de santidad de la Iglesia”.

Asi, la novela relata las dificultades vividas por el dominico, para divulgar la existencia de las cartas dictadas por Jesús y escritas de memoria por María Magdalena durante su exilio. Las autoridades eclesiásticas tratan de mantenerlas en secreto para “evitar confundir las conciencias” de los fieles, ya que la Iglesia siempre ha enseñado que Jesús no dejó ningún escrito.

Más allá de una trama bien elaborada, lo que mantiene la atención del lector es el contenido de las propias cartas, que contienen el mensaje que Jesús confió a María Magdalena, su “discípula amada”.

Los manuscritos

La novela cuenta que las cartas fueron encontradas en la Gruta de la Sainte-Baume, un santuario dirigido por padres dominicos en la región de la Provenza francesa. Según la leyenda, María Magdalena fue expulsada de Palestina con varios de los seguidores de Jesús durante las primeras persecuciones contra los cristianos tras la Ascensión.

Tiempo después, María de Magdala llegó a Marsella con su hermano Lázaro y se instaló en la escarpada montaña, en la cueva que desde entonces lleva su nombre, para orar y contemplar a Dios en soledad. Ahi viviría durante 30 años.

Cada carta se dirige a un personaje de la vida de Jesús, quienes enfrentan retos particulares en sus vidas. De tal modo, una carta habla de la igualdad entre hombres y mujeres, incluso en la distribución de las tareas pastorales, otra trata de la relación entre padres e hijos, una tercera de los retos del amor y la vida, etc.

Sé lo mucho que te preocupas por tu mujer y tus dos hijas. Como judío fiel a la tradición, ejerces sobre ellas tu poder como esposo y padre, tal y como exige la Ley. Pues bien, te digo que las mujeres nacen de la misma vida divina que habita en ti. Pueden ejercer con la misma autoridad las responsabilidades que se les han confiado. Me atrevo a esperar que un día las mujeres discípulas realicen la tarea que tú mismo asumes, animadas por el mismo espíritu que te habita. Sin traicionar la tradición, debemos estar abiertos al cambio. No se puede poner vino nuevo en jarrones viejos, porque si no se revientan y el vino se derrama.

(Extracto de la carta a Simón Pedro, p. 114, traducción libre)

Según la historia, esta carta, enviada al que se dice fue el primer papa, muestra que Jesús quería cambiar la sociedad de su tiempo. No habría sido condenado y condenado a muerte sin razón; estaba molestando a las autoridades que querían mantener el poder y se negaban a compartirlo. He aquí otra misiva, esta vez dirigida a un soldado romano:

Llevas sobre tu pecho un medallón de oro, regalo del César, por haber triunfado sobre tus enemigos. Te digo, Ætius, que mi Dios no ama el oro, pues desfigura la belleza de los seres y obstaculiza el resplandor del espíritu. Me dirás que hay mucho oro en el Templo de Jerusalén, y tienes razón. Pero también te diré que mi Dios ya no habita detrás de la cortina del santuario, puesto que los sacerdotes del Templo de Jerusalén se han puesto más al servicio del oro del templo que de los más pobres e indigentes. Porque el verdadero templo de Dios es la persona. Tú también, Ætius, eres el templo de Dios que el emperador no puede comprar ni poseer

(Extracto de la carta a Ætius, p. 204-205, traducción libre)

El encanto del libro es que nos recuerda que el mensaje de Jesús es muy actual y cercano a la vida cotidiana, porque en el centro de sus precoupaciones se encontraban la dignidad humana, la injusticia, la violencia contra los más débiles, la desigualdad social. “No sólo quería ser diferente de los demás, sino que deseaba profundamente que cada persona se revelara tal y como es. Esta preocupación por el respeto y la verdad marcó toda su enseñanza.”

Del mismo autor:

Le Promeneur et le Jardinier, Le Passeur de l’Île d’Entrée, Amours et turbulences : entrevistas con Gilda Routy, Sentinelle dans la nuit, Vivre au présent le deuil, etc.

ACERCA DE MIRIAM CASTRO

Apasionada de los viajes y la cultura, Miriam decide establecerse en Quebec y finaliza una Maestría en Comunicación por la UQAM, mientras dirige la Fundación Père-Ménard. Cuando no está corriendo para hacer su meditación en movimiento, Miriam gusta de leer un buen libro, mirar series o compartir una buena comida con las personas que ama.

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