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De dioses y hombres: la resistencia moderada

photo Laurence Gagnon

Par Laurence Gagnon

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4 enero 2023

Foto: Captura de pantalla de la película, Armada Films,

Why Not Productions, France 3

Amenazados por la guerra civil argelina, los monjes trapenses se enfrentan a una difícil decisión: permanecer en el monasterio, arriesgando sus vidas, o marcharse y abandonar a la población local expuesta a los estragos del conflicto armado.

De dioses y hombres se basa en la historia real de los monjes trapenses de la Abadía de Nuestra Señora del Atlas, ubicada en Argelia. Estos religiosos viven según la tradición de su orden, es decir, muy modestamente. Cultivan sus tierras, producen miel que venden en el mercado local, pero también proporcionan atención médica y ayuda humanitaria a la población de la aldea vecina, con la que conviven en armonía.

En 1996, la Guerra Civil Argelina alcanzó un punto álgido, y los combates se acercaron al monasterio y al pueblo. El grupo yihadista Al-Yama’ah al-Islamiyah recorría el campo y atacaba a todos los que se negaban a seguir los preceptos del islam radical. Las vidas de los aldeanos, y también las de los monjes, están amenazadas, y estos últimos se enfrentan a una difícil elección: quedarse poniendo en peligro su seguridad, siendo solidarios con la población, que no puede permitirse el lujo de marcharse; o salvar el pellejo y marcharse, para disipar sus temores y los de las autoridades superiores, abandonando a los aldeanos a la violencia.

 

Cohabitación y convivencia, a pesar de las diferencias

 

La película muestra el aspecto comunitario de la vida en torno al monasterio. Los monjes y los aldeanos se ayudan mutuamente para llevar una vida armoniosa en la que todos colaboran en la medida de sus posibilidades. Los monjes participan en las fiestas del pueblo, religiosas o no, mantienen debates filosóficos con los habitantes, ayudan a los jóvenes en su periplo emocional, todo ello respetando la fe del otro y sus diferencias.

Esta armonía es puesta a prueba cuando los yihadistas comienzan a atacar a los aldeanos y entran por la fuerza al monasterio en busca de medicinas. De acuerdo con las enseñanzas de la orden monástica, Christian, quien dirige el monasterio, decide negociar con estos hombres, armados hasta los dientes. Haciendo un paralelismo entre las enseñanzas del Corán y las de la Biblia, consigue convencerles de que abandonen el recinto con las manos vacías, sin que se cometa ningún acto de violencia.

Este éxito lleva a los insurgentes a la puerta del monasterio por segunda vez, en esta ocasión con un herido grave. Ante la mirada desaprobadora de los aldeanos que esperan a ser atendidos, los monjes se llevan al paciente, sin preocuparse de su procedencia ni de lo que haya podido hacer. Para ellos, una persona en apuros debe ser rescatada, independientemente de su identidad.

Y además, para gran consternación del ejército y del gobierno, el acto de humanidad de Christian hacia el jefe del destacamento que les atacó, Ali Fayattia, parece haber aportado una especie de protección al monasterio; durante mucho tiempo, los extremistas les dejan en paz, lo que cesa cuando el ejército argelino captura a Fayattia.

El mensaje no puede ser más claro: el diálogo humano y empático consigue más que la fuerza cuando se trata de encontrar la paz.

 

Esperanza, resistencia y cuestionamiento

 

“Nosotros somos los pájaros, ustedes son la rama. Si se marchan, no sabremos dónde aterrizar”, le dijo una aldeana al monje Celestin, cuando éste le planteó la posibilidad de abandonar el monasterio.

En esta época turbulenta, la gente del pueblo, al igual que los monjes, necesita un punto de referencia. Para la población, un monasterio habitado es un signo de esperanza y resistencia, una oposición a la violencia manteniendo la normalidad y la vida cotidiana. Y para los religiosos, volver a centrarse en su vocación se convierte en algo esencial para dar respuesta al dilema de su partida.

Si su deber es servir al pueblo, ¿es correcto abandonarlo a su suerte en estos tiempos oscuros? Y, sobre todo, ¿serán realmente más útiles los monjes saliendo del monasterio que quedándose?

Responder a estas interrogantes es también un trabajo de introspección profundamente personal. Si son una comunidad, los monjes también son hombres; cada uno con sus miedos, sus dudas, sus convicciones. Si uno empieza a pensar que Dios le ha abandonado, otro se muestra firme en su intención de permanecer en el monasterio mientras el número de enfermos y heridos no cesa de aumentar.

Su decisión de quedarse es unánime, pero es fruto de un proceso individual. Y para cada uno, éste se apoya en una reflexión sobre la fe, sobre la vocación y sobre el lugar que cada monje ocupa en la comunidad y en el mundo.

 

Hemos sido llamados a vivir aquí, en este país, con este pueblo que también tiene miedo.

 

Esta historia real termina como uno podría imaginar: los monjes son, desgraciadamente, tomados como rehenes y luego asesinados. Sin embargo, la historia termina con la lectura de una carta escrita por Christian en la que hace un llamado a la empatía y a la paz, sin importar lo que el destino les depara. Christian también se niega a convertirse en mártir: permanecer en Nuestra Señora del Atlas es una elección que nace de su vocación más profunda, una elección por la que pide respeto, no sólo a su orden, sino al mundo en general.

De dioses y hombres es un discurso contra el extremismo, pero también contra la generalización y la falta de empatía y compasión; no se debe caer en la trampa de culpar a toda una nación de las faltas de una minoría. Y vemos en la pantalla, sobre todo, un claro mensaje de humanidad, perdón y paz.

La película De dioses y hombres ganó el Gran Premio del Festival de Cannes en 2010.

 

Título original: Des dieux et des hommes (2010)

Realizada por: Xavier Beauvois

Escrita por: Xavier Beauvois y Étienne Comar

Pais: Francia

Reparto: Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin, Philippe Laudenbach, Jacques Herlin, Loïc Pichon, Xavier Maly, Jean-Marie Frin, Farid Larbi

 

ACERCA DE LAURENCE GAGNON

A Laurence siempre le ha apasionado la literatura. Maestra en lengua y literatura francesas por la Universidad McGill, le interesa lo que los textos literarios pueden decir sobre el ser humano y su relación con el mundo. Curiosa por naturaleza, Laurence disfruta aprendiendo sobre diferentes culturas, su modo de ver la espiritualidad y sus relaciones con la comunidad. Sus pasatiempos van desde caminar por el bosque hasta el cine japonés, la literatura de las Primeras Naciones y la música clásica.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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