ECOS DEL EVANGELIO

Comida para los buitres

Photo André Myre

Par André Myre

ECOS DEL EVANGELIO

8 septiembre 2025

Foto de Casey Allen / Unsplash

En la perícopa siguiente (Q 17,23-37), la tercera antes del final, la Fuente expresa claramente la visión que tiene de Jesús, la que expresa su fe, su esperanza y que la recorre de principio a fin.

El texto está compuesto por un marco (vv. 23 y 34-35) que rodea un centro (vv. 24, 37, 26, 27 y 30).

 

Q 17,23 Si alguien les dice:

Miren, está en el desierto,

no salgan.

Miren, está en los hangares,

no lo crean.

 

24 Porque, en su día, el Humano será como un rayo que sale del Oriente para brillar hasta el Occidente.

37 Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.

 

26 El día del Humano será como los días de Noé.

27 En aquellos días, se pasaban el tiempo comiendo, bebiendo, casándose o dando en matrimonio, hasta el día en que Noé se embarcó en el arca.

Entonces llegó el diluvio que se los llevó a todos.

30 Así será el día de la revelación del Humano.

 

34 Les aseguro que si dos personas están en el campo, una será tomada y la otra dejada.

35 Si son dos las que hacen girar la muela, una es cogida y la otra dejada.

 

En una primera lectura, el pasaje no deja de sorprender a los occidentales que somos. No tiene nada de credo, nada de texto religioso o hierático, ni una palabra sobre Dios, ni lenguaje de amor y misericordia, sino más bien una advertencia y un gran alivio al ver derrotado el sistema. Nos encontramos en el Oriente de hace dos mil años, y nos corresponde a nosotros tratar de comprenderlo.

Los escribas de la Fuente escriben para gente humilde, cercana a la miseria, que vive en un país conquistado por un imperio que le extrae sus riquezas, gobernado por hombres duros e insensibles, a quienes les importan un comino las necesidades del pueblo llano. Es a estas personas pobres, que creen en Jesús, a quienes la Fuente dirige estas líneas.

 

1. El marco está formado por dos piezas.

 

V 23. El fin está cerca, pero no hay motivo para alterarse ni perder el tiempo escuchando a influencers de todo tipo que elaboran teorías y especulan sin cesar. Jesús no está jugando al escondite, esperando que los suyos se diviertan buscándolo. Mientras dure la Historia, hacemos con calma y serenidad lo que tenemos que hacer.

Vv 34-35. Lo que tenemos que hacer en la vida es convertirnos en seres humanos conscientes, por haber seguido el camino trazado por Jesús. Ahora bien, en el reino de Dios entrarán aquellos y aquellas que hayan vivido su vida de acuerdo con los valores que allí imperarán y se hayan formado como seres humanos en consecuencia. Y los demás quedarán excluidos. La Fuente opina, pues, que al final habrá una separación entre los seres humanos, pero no sabe ni dice nada más al respecto.

 

2. El centro está formado por tres piezas.

 

V 24. La primera, una imagen, expresa lo esencial de la fe de la Fuente. Para ella, el Humano —personaje celestial tradicionalmente encargado de evaluar la dimensión humana de los hombres y mujeres que han atravesado la Historia— es el propio Jesús, quien, en su día, brillará sobre la humanidad de este a oeste. Eso se verá. La Fuente no necesita los conceptos de resurrección ni de señorío (mesías, hijo de Dios, etc.) para expresar su fe.

V 37. Este versículo es uno de los más enigmáticos de los evangelios. Su contexto original se ha perdido, por lo que debemos darle sentido allí donde la Fuente lo ha colocado. La interpretación más común relaciona esta palabra con la anterior y considera que Jesús será tan visible como un vuelo de buitres sobre un cadáver. Por mi parte, creo que la imagen es más amenazante. El «cadáver» son los muertos vivientes que, por haber pasado por alto el objetivo de su humanidad, acabarán siendo presa de los buitres.

Vv 26-27.30. La tercera parte, también compuesta por un marco (vv 26.30) que rodea un centro (v 27), compara la época de los lectores de la Fuente con la de Noé: la mayoría de las personas viven su vida sin ser conscientes de los valores fundamentales a los que es importante dedicar su vida para convertirse en seres humanos dignos de ese nombre. Esto les será revelado por el Humano el día en que los arrastre a todos.

Para nuestros oídos occidentales, que gozan de comodidad y se benefician del Sistema, el texto es duro, extremadamente duro. Dicho por el Humano de hoy, se dirige a los ucranianos, los gazatíes, los uigures, los tibetanos, los rohingyas, los sudaneses, los congoleños, los inmigrantes ilegales en Estados Unidos, los desplazados bloqueados en las fronteras, los exiliados estafados por traficantes en frágiles embarcaciones, los presos políticos, los itinerantes, etc. A ellos no les cuesta nada que les digan que no escuchen a las sirenas que buscan perderlos, que esperen que los seres humanos se enfrenten a un juicio, que el Juez se pronuncie según los criterios de la vida de Jesús, y que los Trump, Putin y Netanyahu de este mundo, como todos sus semejantes a lo largo de la historia, serán tratados como cadáveres andantes, como comida para los buitres.

Si es cierto que Dios es Dios y que Jesús es el Humano, debemos recordar este texto, aunque nos duela, por miedo a que también nosotros seamos considerados comida para los buitres.

 

ACERCA DE ANDRÉ MYRE

André es un reconocido biblista, autor de numerosos libros, profesor jubilado de la Universidad de Montreal y especialista de los Evangelios, particularmente el de Marcos. Durante varios años, ha dirigido numerosos talleres bíblicos.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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